La justicia es un espejismo que todos buscamos alcanzar día con día. Las luchas por el bienestar social, por defender los derechos de género y el derecho a expresar la libre opinión, son manifestaciones donde la razón y la fraternidad del hombre tanto como la de las Mujeres, resucitan la parte más primordial por encima de los intereses individuales, todos somos humanos.

Entablar un dialogo que ayude a que el otro comprenda nuestras demandas, es incierto, difícil y a veces puede poner en riesgo nuestra vida y la de otros que defienden la misma causa.

Las mujeres por muchos años han luchado – y siguen activas en la lucha de la comuna, como en particular – para darle voz a las madres, hijas, a las que actúan de guía en la marea inconstante de los tiempos, las que son la brújula de muchos hombres y también de las mujeres en las horas más oscuras.

El dolor de una mujer resuena en los silenciosos recovecos del cuerpo

La huelga de hambre ha constituido una forma pacífica de protesta. Las mujeres, lideres de la WSPU – Unión Social y Política de Mujeres, 1903 – en Reino Unido, utilizaron su cuerpo para expresar su inconformidad y poner en contexto su derecho a votar. Muchas de estas mujeres fueron alimentadas a la fuerza, lo cual supuso un martirio antes de un obtener una victoria absoluta.

Ante esta ventaja evidente por parte de los miembros, la autoridad decidió la alimentación obligada de todo este grupo de mujeres. Siempre nos hemos horrorizado con lo sucedido en los campos de concentración y las terribles muertes en los laboratorios alemanes de la Segunda Guerra Mundial, esto podría haber sido una profecía de la barbarie que se avecinaba, no importando credo o raza.

Desconcertantes testimonios

Las presas eran obligadas a retener alimento por métodos que podrían compararse a la tortura de la santa inquisición. Los médicos vertían una mezcla de leche, brandy y pan, por medio de un tubo de goma, el cual era introducido por la nariz o boca dolorosamente, luego empujaban dicho tubo por la garganta directo al estómago.

Estas mujeres eran verdaderos heroínas, ya que soportaron procedimientos tan dolorosos, por la permanencia de sus ideales. Otro método obligatorio de alimentación forzada, era la inserción en la boca de una mordaza de acero, está la hacían atornillar de forma que la presa entreabriera lo más posible la boca para ser alimentada.

El rasgamiento de la garganta y los tejidos de la nariz eran constantes, muchas de las mujeres que se resistieron sufrieron otros padecimientos, una de ellas enfermo de neumonía, luego de ser alimentada varias veces a la fuerza, la ridícula explicación es que una “sustancia extraña” se introdujo misteriosamente en sus pulmones.

La integridad física que mostraron tener este colectivo de mujeres, por encima del sufrimiento y de los abusos que recibieron, aún resuenan en los ideales de muchas otras, que buscan no el consuelo, sino una dignificación de su género, para el bienestar de las próximas damas de hierro.