La versión de la Dirección General de Tráfico se limitó a que los conductores no se enteraron de los avisos o al menos que no tomaron precauciones. Pero en sus explicaciones a media tarde del domingo 7 llegaron aún más lejos al afirmar “que los medios disponibles han sido más que suficientes como para resolver la situación”.

Unas declaraciones que han enfadado a los casi 3.000 usuarios que se han envuelto en una desagradable situación en una de sus noches más dramáticas. Al quedar aislados en la carreteras con temperaturas de varios grados bajo cero.

Es el caso de una de las muchas familias que regresaba a Madrid tras pasar el día de los Reyes Magos en Segovia y que afirma que ha pasado un infierno en el que no han contado con casi ninguna ayuda.

Tuvieron que esperar la llegada de la UME

Hasta la llegada, bien avanzada la noche, de la Unidad Militar de Emergencias. Gracias a ellos muchos afectados han podido tener alguna esperanza de que todos estos sucesos que estaban pasando podía terminar razonablemente bien. “Han atendido a casi todos nosotros a pie de carretera y con pala, como debe ser”, apunta una vez que ha podido llegara a su domicilio en la capital de España y desea olvidar estos sucesos cuanto antes.

En cualquier caso, este testimonio declara que “desde que empezaron los problemas en la carretera con dirección a Madrid no ha pasado ni un solo quitanieves, ni tan siquiera ha venido ningún servicio de emergencia”.

Hasta el punto que él y otras personas ha sufrido una angustia de la que nunca se olvidarán en su vida. “Porque ha sido una situación que ha sido muy peligrosa para todos” aclara mientras nos comenta que ha sido “algo vergonzoso que pase en un país avanzado”.

En la madrugada parados y sin calefacción

En su relato, este afectado por el atasco monumental en la carretera de Segovia a Madrid, expone su propia vivencia personal: “Era ya de madrugada y tanto yo como otros usuarios nos hemos quedado sin batería y la calefacción brillaba por su ausencia”.

Pero lo peor de todo es que comenta que la gran mayoría de los involucrados han estado prácticamente un día sin llevarse nada de comida a la boca. “Y que conste que había muchos niños pequeños que venía de ver a sus abuelos en Segovia”, explica con un poco de impotencia.

No en vano, y al igual que otros compañeros de peripecias, han pasado dieciséis horas parado junto a su familia en el kilómetro 75 de la autopista. Una concesionaria que según su relato no mostró ninguna preocupación por ellos.