No todo el mundo pasa por las mismas circunstancias a la hora de quedarse en casa para hacer frente al Coronavirus. Ante la pandemia, más de un tercio de la población mundial está aislada en sus casas donde pueden realizar sus funciones laborales a través del teletrabajo o realizan trabajos por los que no reciben salario, para muchos esta situación es mucho más complicada de lo que parece.
Muchas familias vulnerables se encuentran que no tienen ni lo más necesario para poder comer y esto es mucho más grave en el caso de los niños que no solo no pueden ir al colegio, dar un paseo o jugar al parque; justo en una etapa fundamental de su crecimiento no tienen los alimentos necesarios para poder desarrollarse.
Muchas personas contaban, hasta este momento, con el alimento que les daban en las escuelas
El mero hecho de que los pequeños comieran en el colegio solventaba algunos de los gastos que son incapaces de cubrir estas familias, pero ahora la educación se realiza desde casa y no todas estas personas están logrando el suficiente alimento o hacer frente a la supresión de esta ayuda.
Ante todo este panorama, Zane Powles, un maestro británico, ha decidido no quedarse con los brazos cruzados sentado en el salón de su caso. Lleva varios años trabajando como profesor y siempre ha llamado la atención de sus compañeros al considerar que su trabajo va mucho más allá que enseñar una lección a sus alumnos.
El educador era consciente de que muchos alumnos, tras el decreto del confinamiento por parte del Gobierno, no iban a poder alimentarse de manera correcta en sus casas por lo que decidió diseñar un plan para poder ayudarles.
Todos los días, el propio Zane, va a los hogares de los Niños que están pasando más necesidades y les deja comida en la entrada. Siempre perfectamente protegido, manteniendo un protocolo de seguridad con los alimentos y respetando la distancia de seguridad.
El profesor es plenamente consciente del riesgo de contagio
Zane ha explicado en varios medios de comunicación que en la escuela se preocupan de cómo están cada uno de lo alumnos.
No quiere fallarle a ninguno de sus alumnos. Es fundamental ayudarles y que sepan que él siempre va a estar ahí, que toda la comunidad educativa estará ayudando en lo que necesiten.
Ahora mismo para el docente lo más importante es que los pequeños estén bien alimentados y conoce muy bien las medidas de aislamiento aunque estas no le impiden, en ningún momento, realizar sus funciones altruistas, aunque se arriesgue a ser contagiado todos los días.
Zane es consciente de que si sus alumnos acaban contrayendo la enfermedad deberán estar lo más fuerte posible para poder salir adelante. La mayoría de las familias no dudas en darle las gracias desde su ventanas al no poder tener contacto.