El buen tiempo se acerca y con él la fecha en la que tradicionalmente se abrían al público piscinas municipales, privadas y públicas. La situación actual obliga a pensar que este año la vuelta a estos espacios va a ser muy complicada. Si bien las autoridades y expertos han manifestado que la apertura será posible, ésta estará muy condicionada y no se producirá en el periodo habitual.

Todo dependerá de cómo evolucionen las distintas fases de desescalada. Tan solo analizando la evolución de los casos y los posibles contagios podrá ponerse en marcha un protocolo higiénico sanitario para que las personas puedan acudir a estos espacios de forma segura.

Mientras se espera que el Gobierno fije y aclare más en profundidad la hoja de ruta a seguir en la salida del estado de alarma, tanto propietarios como Administraciones han comenzado a manifestar sus previsiones y preocupaciones.

Por su parte, las urbanizaciones privadas empiezan en mayo a preparar las instalaciones para la apertura de las piscinas. Normalmente se hace a través de los servicios de empresas contratadas, muchas de las cuales se encuentran actualmente en situación de ERTE o con falta de personal disponible. Por ello, las comunidades de propietarios exigen al Gobierno una respuesta rápida para poder gestionar estos trabajos con la suficiente antelación.

Las restricciones afectarán al aforo y los espacios comunes

Las piscinas juegan un papel protagonista en el ocio durante la época estival. Sin embargo, las autoridades son conscientes de que no se debe poner en riesgo la salud. Por ello, se realizarán valoraciones y se tendrán en cuenta parámetros sanitarios antes de tomar la decisión de abrir las piscinas.

Asimismo, dependerá de cada Comunidad Autónoma, por lo que puede que se produzcan diferencias en el protocolo de actuación en cada uno de los territorios.

Las restricciones se basarán, en primer lugar, en la reducción del aforo de las piscinas. En las urbanizaciones privadas será más sencillo, y además en ellas se podrá implantar un sistema de horarios para evitar la concentración de las personas.

También se llevará a cabo la clausura de vestuarios o servicios en aquellos casos en los que las piscinas se encuentren próximas a las viviendas. De esta manera, se impedirán posibles focos de transmisión.

Además, será necesario ampliar los servicios de limpieza de zonas comunes, así como la desinfección de todo el espacio.

¿Cómo mantener la distancia social en las piscinas?

La gran preocupación de expertos y autoridades sanitarias es cómo se podrá asegurar la distancia social entre las personas en las piscinas. Se están estudiando protocolos a seguir para asegurar que haya suficiente espacio libre entre los usuarios para evitar riesgos de contagio masivo. La limitación del aforo, la restricción de uso de espacios comunes y la natación por calles son algunos de los ejemplos que podrán adoptarse.

El objetivo es que no se produzcan nuevos brotes que conduzcan a un paso atrás en la desescalada. La ansiada vuelta a la normalidad solo se producirá si a la correcta gestión de las autoridades se une la responsabilidad y prudencia ciudadana.

El cloro de las piscinas podría afectar al coronavirus

Si bien se siguen realizando estudios para conocer en profundidad la supervivencia del SARS-CoV-2, hay indicios que apuntan a que el cloro presente en las piscinas podría afectar al Coronavirus. Esto se traduciría en que el coronavirus no sobreviviría en las aguas cloradas de las piscinas, pero a falta de confirmación los científicos se muestran cautelosos.

Por su parte, la patronal española del sector de la piscina y la Real Federación Española de Natación han afirmado que una piscina bien mantenida es sanitariamente segura, ya que estaría libre de Covid-19.

A pesar de ello, lo que es seguro es que la disciplina social es la clave para evitar riesgos. Únicamente manteniendo las normas de distanciamiento social se puede asegurar el éxito en las distintas fases de vuelta a la normalidad.