Cada vez más padres tienen que hacer frente a una realidad: un adolescente de 16 años de edad puede ser un agresor sexual y cuyos hábitos han sido aprendidos de la pornografía.

Javier Gómez Zapiain, profesor de Psicología de la Sexualidad en la Universidad del País Vasco, es un gran crítico de la hipocresía que caracteriza a la sociedad neoliberal que prefiere mantener en silencio cualquier tipo de discurso coherente que trate la sexualidad del ser humano.

Vivimos en una sociedad donde todo se compra o se vende, incluido el sexo

Y, en medio de este contexto, los jóvenes están empleando referentes que han sido distorsionados sin que la escuela o la familia les ofrezcan unas vías alternativas realmente válidas sobre los que es mantener una vida sexual sana.

Según ha declarado Zapiain, la sexualidad está siendo manipulada por diversas razones ideológicas, intereses puramente comerciales vinculándola con la publicidad, los datos de audiencia en los medios de comunicación o, de forma directa, con el sexo de pago. En esta sociedad hay que valorar la razón del incremento de las agresiones sexuales entre menores.

En el año 2017, de las 2.549 personas que fueron condenadas por algún tipo de delito sexual, 269 no habían llegado a la mayoría de edad, según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística). O sea, un 11% de los condenados no habían cumplido los 18 años de edad.

Los 269 condenados menores de edad condenados habían cometido 332 delitos sexuales, de los cuales, 107 eran abusos sexuales y 103 eran agresiones sexuales, cinco de las cuales eran violaciones.

El 99,6 por ciento de los delitos habían sido cometidos por varones.

María Rosa Cobo Bedia, socióloga de la Universidad de A Coruña, está convencida de que la razón de las agresiones sexuales cometidas por menores está en la sociedad actual patriarcal que ha hipersexualizado a las mujeres, tanto jóvenes como adultas, hasta el extremo de que la mujer es considerada una cosa.

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El concepto actual de “feminidad” ha provocado una gran presión hacia las mujeres para poder entrar dentro de la norma y ha reforzado la idea de que la mujer debe estar siempre disponible para el disfrute sexual del hombre. Las mujeres no pueden mirar, son miradas. No son sujetos, son considerados objetos. Son seres con defectos y pasivos.

En la educación actual, se han olvidado de la importancia de la educación emocional, de la empatía o de los sentimientos.

La pornografía se ha convertido en una realidad para muchos jóvenes, donde la mujer está al servicio de las necesidades sexuales del hombres y la verdadera sexualidad desaparece.

La Doctora Marta Domínguez Pérez, de la Universidad Complutense de Madrid, también defiende la idea de que la falta de educación patriarcal o la sociedad patriarcal está detrás de este tipo de agresiones. La Doctora Domínguez considera que es urgente una redefinición del actual modelo masculino y que se promueva un modelo educativo diferente al actual donde se valora más al hombre como un ciudadano agresivo, rey de la casa, infalible, triunfador o privilegiado.

Mientras que valores como la sensibilidad, la empatía... quedan completamente vetados y no se fomentan.

El primer delito, en un 50% de los casos, es antes de cumplir los 16 años

La estadística es un hecho: la mayor parte de los agresores sexuales menores de edad son varones y más de la mitad comete su primer delito antes de cumplir los 16 años de edad.

Pero, ¿cuál es la razón? Estos adolescentes están creciendo en un contexto de referencia machista. El deseo sexual es como el resto de emociones, debe ser regulado. Pero, la sociedad actual ha fracasado en ello, por eso han aumentado las agresiones y los abusos sexuales. Además, el deseo erótico se utiliza para una autoafirmación personal o para demostrar poder, en ocasiones.

Por otro lado, cada vez que un centro educativo o gobierno ha intentado promover alguna educación sexual o emocional, los grupos más conservadores han saltado en contra, ya que el sexo sigue siendo tabú en la sociedad actual. Y, a causa de la facilidad que ha implicado la existencia de Internet, la pornografía se ha convertido en un manual para muchos adolescentes que mantienen relaciones sexuales por primera vez.

Y la pornografía difunde una única idea: la mujer es un objeto para el placer de los hombres, se repite la idea de que la única sexualidad de las mujeres está relacionada con ser receptoras de la violencia masculina y eso les gusta a las mujeres.

Por ello, todos los expertos defienden la idea que una educación sexual donde se enseñe las necesidades afectivas y éticas es urgente y obligatoria en los centros educativos.