Tal día como hoy hace 185 años, el 11 de diciembre de 1833, nacía Ramón Verea en la pequeña parroquia de Curantes (Pontevedra). El nombre de este personaje no aparece en los libros de Historia, pero además de destacar en la escritura y en el periodismo, Verea fue un adelantado a su tiempo, pues fue capaz de crear la primera calculadora moderna.

Ramón Verea creó la primera calculadora capaz de multiplicar

Desde muy joven Ramón Verea le daba por inventar en sus ratos libres. Cuando se fue a trabajar a Cuba como profesor, inventó una máquina que era capaz de plegar periódicos (también era periodista), cuya patente vendería más tarde en Nueva York.

Viendo que le iba bien en el mundo de la invención, creó una agencia donde creaba nuevas máquinas; entre ellas la primera calculadora capaz de multiplicar, llamada Varea Direct Multiplier, creada en 1875. El aparato inventado por Ramón Verea pesaba aproximadamente 26 kilos y realizaba multiplicaciones de forma automática sin que nadie diera vueltas a una manivela, convirtiéndose en la más veloz y precisa que había en el mundo.

El único móvil que perseguía Ramón Verea era demostrar que un español podía realizar los mismos avances tecnológicos que un inventor estadounidense. La creación de su calculadora moderna marcó un antes y un después en la historia de la computación.

Su máquina se encuentra incluso conservada en los depósitos de la sede central de IBM en Nueva York

Relegado al olvido por sus ideas políticas

Sin embargo, en el día de hoy no se realizará ningún acto de homenaje a Ramón Verea. Sus logros permanecen en el olvido en gran medida porque era un incomprendido. A esto se sumó la faceta de republicano y su anticlericalismo, que hizo que no fuera bien visto en España.

De hecho, de pequeño cuando estudiaba en el seminario de Santiago de Compostela, perdió su beca por enfrentarse a las doctrinas religiosas que allí le enseñaban, pese a su brillante expediente académico; poco tiempo después diría que esto fue una "liberación para él". También se proclamó antimonárquico en sus artículos de opinión que redactaba como periodista, granjeándose muchos enemigos en España.

En Estados Unidos también se ganó muchas enemistades al estar en contra de la esclavitud y a favor de la igualdad de razas. Su creciente anticolonialismo hizo que el gobierno estadounidense provocara su exilio a Guatemala y posteriormente a la ciudad de Buenos Aires, donde fallecería en 1897.