El problema está cuando nunca salimos de ese abismo. Todas tenemos en el interior sentimientos no resueltos, aunque no siempre seamos conscientes de ellos. Por lo general salen a relucir con la adolescencia, esta etapa tan difícil en la que experimentamos cambios que nos hacen avergonzar. Los problemas llegan cuando estos sentimientos ocultos de dolor se convierten en enojo; y este se transforma en un puntapié contra nosotros mismos, que se desencadena en depresión. Estas emociones pueden adjudicarse de varias formas como ataques de ansiedad y baja autoestima, repentinos cambios de humor y culpas, autodestrucción, hipersensibilidad, impotencia, pesimismo y reacciones exageradas.

A veces la timidez proviene de una sensación de inferioridad debido a un defecto físico real o supuesto, que produce inseguridad ante las demás y que conviene afrontar para superarlo. Todas las situaciones en las que hay que relacionarse con otras personas pueden llegar a causar incertidumbre y malestar si una está a disgusto con su imagen.

Sentimientos de inferioridad

La distorsión del pensamiento está relacionada con la baja autoestima. Se sienten así las personas que tienen una visión algo retorcida de lo que son. Se exigen demasiado y buscan perfeccionar lo que desean lograr o deberían ser. Cuando una persona tiene baja la autoestima, conserva un diálogo que contiene pensamientos como autoacusación, sobre generalización, designación global, pensamiento polarizado, lectura del pensamiento, personalización y razonamiento emocional.

Técnicas de superación

Cuando te miras al espejo, no te agradas lo que refleja. Tu autoestima flaquea, y tu sensación de seguridad aumenta. Debes estar atenta con estas señales para salirte de ese hueco y no llegar a sufrir una depresión severa. Para escaparse de las molestias de la timidez afectados por la imagen corporal, o mejor dicho en la forma como te aprecias, enfrenta los escenarios más dificultosos o frecuentes que desatan tu malestar y calma la ansiedad que provoca la fobia social hasta niveles adaptables.

El balance de los fracasos y los éxitos, están determinados por una parte significativa de nuestra autoestima. En conclusión, lograr lo que verdaderamente anhelamos y ver compensadas nuestras necesidades, suministra emociones positivas y aumenta la autoestima. Por eso debemos crear metas y establecer tareas para cumplirlas.