Últimamente, no puedes agarrar una revista o incluso tu teléfono sin enterarte de otro matrimonio que se rompe. Ya sean estrellas o tu mejor amiga de la secundaria, pareciera que todo el mundo se está divorciando. Y como si eso no fuera ya bastante deprimente, nos bombardean con estadísticas que estiman que el 50% de los matrimonios terminan en fracaso.

Muchas chicas temen que si algún día deciden subir al altar, las cosas no terminarán “felices para siempre”. Las mujeres jóvenes no sólo han visto que sus padres o los amigos de ellos se divorcian, sino también lo han presenciado en su propia generación.

La amenaza de divorcio es real, aunque no la hayas experimentado en carne propia.

Este temor ha afectado al punto de vista de las mujeres sobre el matrimonio y su forma de manejar las relaciones. Analizamos cómo la preocupación por el divorcio ha transformado nuestra actitud romántica, y por qué las chicas inteligentes e independientes no tienen que inquietarse tanto.

Resultado de la fobia: cautela en la relación

Aunque el matrimonio sea la última cosa en la que estés pensando ahora, no deja de afectarte el hecho de que tantos dúos estén fracasando. Es más, la actual cultura del “divorcio alegre” está creando una generación de fóbicos al compromiso.

La gente se pone en guardia, buscando cualquier señal de peligro que indique que la relación no será duradera.

Tan pronto como ven un rasgo que les choque, aunque sea ligeramente, cortan las amarras y huyen porque piensan que si les molesta ahora, será peor en 10 años y no serán capaces de tolerarlo.

Los recelos matrimoniales

Con tantas mujeres independientes en sus 20 y 30 años (sin contar con que ya no es un estigma vivir juntos sin casarse), el matrimonio ya no es una necesidad.

Las mujeres tienen alternativas y no están dispuestas a conformarse con el primer hombre que aparezca.

Si creen que el esfuerzo no exige el matrimonio no vale la pena (sobre todo si este no va a durar), simplemente se sienten libres de evitarlo. Eso es precisamente lo que están haciendo muchas mujeres, como lo demuestra el aumento en la convivencia antes del matrimonio y en las parejas que a pesar de los años que llevan juntos no se casan.

Por otra parte, las noticias cada vez más frecuentes de dúos que se separan exacerba la fobia al divorcio. Si una persona cercana a ti se divorcia o ves que lo hace una famosa que tiene tu edad, se refuerzan los temores que ya tienes y te preguntas por qué vas a molestarte en casarte. Las mayorías de las mujeres, sin embargo, quieren casarse. Sólo que lo hacen con un poco más de temor.

Resultado de la fobia: opciones más inteligentes

A pesar del pánico (o tal vez a causa de éste), el número de divorcios está bajando. Una razón: las mujeres no quieren cometer el error de casarse con el hombre equivocado, de modo que esperan más para subir al altar. Así se dan tiempo suficiente para conocerse a sí mismas y estar seguras de lo que buscan en una relación.

Saber esto les permite elegir mejor a su pareja.

Y el hecho de casarse a mayor edad puede disminuir las probabilidades de ruptura. En cierto modo, saber que el divorcio es una posibilidad real funciona a favor tuyo... si das un paso adelante y te esfuerzas para que la relación funcione, en vez de sentarse a esperar que las cosas pasen. A diferencia de otros temores sobre desastres naturales o enfermedades, que no puedes controlar, el divorcio es algo que tienes la posibilidad de modificar. El divorcio no llega sin avisar.

Siempre hay indicadores de que algo marcha mal, y cuándo surgen los problemas, tú tienes la opción de enfrentar el temporal y dar pasos para resolver la situación (como ir a un consejero matrimonial antes de que las cosas se pongan fuera de control) o abandonar la nave, la elección es tuya.

Nadie dice que el matrimonio es fácil. Pero para evitar engrosar las estadísticas del divorcio, decídete a trabajar en los altibajos que trae consigo el poder ser “felices para siempre”, y elige a un hombre dispuesto a hacer lo mismo.