Celebrado en el mismo Día de Europa, el 9 de mayo, en una estancia del Real Monasterio de Yuste, Felipe VI entregaba a Antonio Tajani el Premio Europeo Carlos V. Una condecoración, unida a una cuantía económica de 30 000 Euros, que busca reconocer personalidades actuales que buscan la unidad de Europa.

Palabras, esfuerzos y resultados

El Rey de España ha reconocido que la actuación del presidente del Parlamento Europeo no se ha reducido a la palabra, sino que ha actuado en consecuencia con sus principios, siempre en aras de la unión de los diferentes pueblos que conforman la Unión Europea.

¿Dónde se encuentra la base desde la que partir? En los valores. Estos buscan la encarnación, que se los lleve a práctica. Y solo así, recalcó el monarca, se puede reactivar la esperanza de una Europa unida, fuerte y democrática.

Las palabras y acciones deben mirar a las políticas de reconciliación y unidad, enfrentándose a la actual situación de nacionalismos excluyentes, de introversión y desesperanza, de crisis a diferentes niveles.

Por eso, Felipe VI ensalzó a Antonio Tajani y sus miras a la unidad europea. De hecho, recordó, fue uno de los encargados de recoger el Premio Princesa de Asturias a la Concordia, concedido a la Unión Europea el año pasado.

Un espacio de calma para tiempos revueltos

El inicio de la intervención del monarca español hizo referencia al propio lugar de la entrega del Premio: el Real Monasterio de Yuste, el lugar de retiro para los últimos meses de Carlos V. Allí, dijo Felipe VI, se respira el ambiente de calma y reflexión propicio para sopesar los tiempos actuales.

Tiempos de crisis, de revueltas, de prisas. El ámbito monacal de Yuste ayude a una mirada diferente sobre Europa.

Hoy en día, si solo hacemos casos de las (malas) noticias, Europa sigue la senda de mirarse solo las propias desgracias, como ya señaló, hace 500 años, Andrés Laguna, médico de Carlos V. Por eso, el Rey español animó a no quedarse en esa visión pesimista, introvertida, amargada.

Como ejemplo de otras miradas, y de la posibilidad del cambio en las tornas políticas y sociales, fue nombrando a diferentes premiados con el Carlos V, algunos de los cuales estaban allí mismo, acompañando al actual galardonado, el señor Tajani.

De él señaló Felipe VI su ser italiano por naturaleza, europeo por convicción y buen amigo de España. Sobre esta afirmación regresó al poco, rectificando y ampliando lo dicho. Afirmó que Tajani era español de corazón. Y, como dato curioso, la intervención del propio presidente del Parlamento Europeo fue íntegramente en español.

La mirada a los padre fundadores

No faltó la referencia, sin nombres, a los padres fundadores de la Unión Europea ni a sus declaraciones en favor de un proyecto que necesitaba palabra y acción.

El monarca señaló que las bases desde las que se parte son la tradición clásica, humanística e ilustrada, unida a la proyección universal. No citó para nada las impregnación religiosa del continente.

Palabras para la esperanza

Subsiguientes declaraciones de Felipe VI halagaron al premiado en su esfuerzo por una Europa más unida, lejos de una atomización nacionalista amargada, además de tener palabras para alabar el Estado de Derecho y su victoria sobre el terrorismo.

No faltaron ánimos para los deseos de establecer nuevos puentes de comunicación con América Latina y la imposición de la Medalla de la Academia Europea e Iberoamericana de Yuste a doña Rebeca Grynspan.

Mirando al futuro, señaló la importancia de los jóvenes y su compromiso.

Quizá alguno de ellos reciba, algún día, este mismo Premio Europeo, dijo.