Venezuela, desde sus últimos años de historia y decadencia, ya no sólo sube en índices de criminalidad, inflación, corrupción, escasez y descontento. Hoy, el fantasma de la prostitución arropa vidas. El alto costo de la sobrevivencia, obliga a niñas y adolescentes a cambiar su cuerpo por comida, dinero, ayuda familiar o hasta el pago de la educación; cifra que, con el paso de los años, y la poca atención gubernamental, aumenta estrepitosamente.

Decisiones difíciles

Si bien es sabido, en muchos países del mundo, la prostitución es una profesión tan respetada como cualquier otra.

Mujeres adultas, son capaces de elegir cuál rumbo tomar por placer o comodidad. En este triste extremo, nos situamos con una diferencia abisal, los índices muestran a una comunidad descontenta, que debe decidir entre el hambre, la desesperación y las carencias, o la dura vida de la prostitución por necesidad. Niñas y mujeres que buscan en este campo, no un trabajo oficial, sino una salida temporal del caos, la desesperación y el miedo, arriesgan el respeto a su propio cuerpo y ponen un precio a la compañía que le brindan a los que no la tienen; abandonando a sus familias para buscarles bienestar.

Se elevan las estadísticas de embarazos no deseados y enfermedades venéreas

¿Puede el aumento de la prostitución de niñas y adolescentes no tener una repercusión en la sociedad?

Si aunamos la escasa difusión de información sobre estos temas que hay en la educación venezolana, y los altos costos de los anticonceptivos u otros medios de prevención, la respuesta es un rotundo no. Quienes se dedican a este trabajo por razones de la tan mencionada crisis venezolana, se arriesga a prestar servicios sin ningún tipo de protección, sea por elección de malos clientes, por el costo que representa estar al día en métodos de prevención, o consultas ginecológicas, o tristemente, por la alta desinformación que rodea a estos temas tan importantes.

Variantes que deja abierta las puertas de nuevas y peligrosas enfermedades venéreas, o el aumento de las variables poblacionales como natalidad y mortalidad.

¿Qué hace el gobierno?

Estando en presencia de un "socialismo" cuya mejor estrategia es desviar atenciones y no abarcar problemáticas realmente serias, la pregunta fácilmente se responde con la simplicidad de una palabra: NADA.

En ninguna instancia es conveniente que noticias tan polémicas como éstas, que, además, son producto de un deslave económico abismal, sean conocidas por la población aún creyente de la ideología que hoy gobierna, y mucho menos por el resto del mundo.

Si el trabajo humaniza, ¿por qué éste lleva implícita socialmente la indignidad de quienes la ejercen?