Dejar de trabajar por unos días, pude significar, para el 26 % de los españoles, además de un merecido descanso, una talla y media más. Los datos se desprenden de un estudio publicado por Aora Health, en el que participaron cerca de 300 personas.
Más de la mitad de los encuestados, ha asegurado que modifica sus rutinas alimentarias, aunque asegura mantener la actividad física. El alimento más consumido y con peores consecuencias es el helado. Una bola de helado de vainilla puede contener hasta 120 Kcal y cerca del 36 % de la población lo consume habitualmente en esta época del año.
"El problema surge por un aumento en la ingesta de productos calóricos y el cambio del metabolismo", sostiene Katia Robles, experta en nutrición. "En vacaciones solemos pasar más horas fuera de casa, incluso hasta es probable que realicemos más actividad física que en otra estación, sin embargo, no solemos suprimir Alimentos ricos en grasas y calorías, sino que además, incorporamos otros".
"Una napolitana de chocolate, tiene 185 Kcal aproximadamente, por lo que si en el desayuno la reemplazáramos por una fruta y por la tarde incorporásemos un helado, la diferencia calórica no sería tan grave. Lo que suele suceder es que la mayoría de las personas no se quita la bollería del desayuno", sostiene Roldan.
Algo similar ocurre con la cerveza, los refrescos azucarados y las bebidas alcohólicas. El 22,7 % de los encuestados por Aora Health, reconoce que aumenta el consumo de estas en verano.
"Ciertas regiones tienen una relación con la comida de tipo estacional. Navidades y vacaciones son épocas donde la gente se reúne y festeja comiendo y bebiendo.
Lo recomendable es mantener siempre una dieta equilibrada."
La asesora recuerda durante la entrevista la importancia de la actividad física, y aclara que en verano, es tan importante realizarla como cualquier otra época del año, pero tomando ciertas precauciones. Una de ellas evitar hacerlo durante las horas donde la temperatura es más alta, como mediodía y primeras horas de la tarde e hidratarse adecuadamente.
"Es bueno aprovechar el verano para activarnos. El sedentarismo que provoca el clima frio, no suele motivarnos, pero con los días más largos y las temperaturas agradables, es fundamental retomar la actividad física. En la Actualidad hay muchas posibilidades de adecuar nuestra alimentación a las rutinas. Lo más recomendable es mantener una dieta equilibrada, comer al menos 5 veces al día, ingerir frutas y verduras y hacer deporte."
Del estudio se desprende que cerca del 26 % de la población, regresará a sus quehaceres cotidianos con al menos 5 kilos de más. Con una dieta saludable y actividad física, recuperar el peso con el que se inició el verano puede llevar de dos a tres meses.
"Esto es bastante perjudicial para el organismo.
Si una persona engorda 5 kilos en verano y decide adelgazarlos para el invierno, si no cambia su forma de ver y relacionarse con la comida, volverá a engordar en Navidades. Lo que supone que el cuerpo estará otros tres meses intentando bajar los kilos cogidos en diciembre."
El ritmo del verano, ofrece más encuentros, más paseos y menos constancia en la cocina. Así lo ha manifestado alrededor de un 6 % de los participantes del estudio, que aseguran aumentar la ingesta de comida preparada o envasada.
"Podemos tener en la nevera o la despensa, comida sana que pueda sacarnos de un apuro. Lo importan es aprender a comer y a cocinar de la manera más natural. Una vez que se incorporan estos hábitos, no es tan sencillo saltarlos luego", recuerda la experta en nutrición que aconseja beber cerca de 2 litros de agua al día.