Se denominan mughshots, aunque popularmente se los conoce como los retratos de los famosos portando un número de detención policial. Hacen las delicias de las redes sociales y de la prensa del corazón, puede arruinar un carrera o catapultarlo a la fama definitiva.

Cuando Hugh Grant fue detenido en 1995 con una prostituta en su coche, nadie apostaba por su continuidad, aunque Hollywood lo amara. Sin embargo, el actor supo capitalizar el hecho, se alejó durante un tiempo de la exposición pública, asumió el error y regresó con gloria a la gran pantalla.

El último mughshots es el de Tiger Woods, con un rostro difícil de asociar a la leyenda del golf. Un ex compañero suyo comentó en los medios que debió observar la fotografía del deportistas detenido varias veces para reconocerlo. Sin embargo, hitos de la música también sufrieron el escarnio público de ver su rostro en una comisaria. En 1938, Frank Sinatra fue detenido por la policía, acusado de seducir a una mujer casada. Como no podía ser de otra manera, la imagen del cantante arrestado dio la vuelta al mundo.

Cuanto más joven, más polémica, así podría confirmarlo Justin Biber o Lindsay Lohan, el morbo que rodea estas fotografías no hace más que corroborar los peligroso de la industria.