Existen generaciones enteras que se han criado bajo la sombra de los castigos físicos de padres y cuidadores. Aunque pareciera que, la educación ha prosperado en ese tema, son solo 46 países en todo el mundo los que tienen prohibido golpear a un menor.
En España, el "cachete" se prohibió en el año 2007, no obstante, según un informe del Centro de Investigaciones Sociológicas todavía permanece como un castigo cultural arraigado en muchas familias como manera de educar o poner límites.
Pese a que un niño ve violado uno de sus derechos fundamentales, el de la integridad física, perdura esa forma violenta de enseñar.
Si es que así puede llamarse. ¿Cómo puede un adulto justificar ante un niño que no se pega, cuando este lo hace?
Es imposible, el castigo físico no solo acarrea posibles consecuencias físicas y lesiones, sino que es una forma de inculcar el maltrato. Si quien te más lo quiere, como se supone son sus progenitores, lo golpean para enseñarte qué puede o no hacer, el niño entiende que es una vía de comunicación y acción.
El respeto, el buen trato y el amor, es la base para que un niño comprenda de manera asertiva y afectiva. Los castigos físicos solo generan temor y Violencia, que puede repetirse en las sucesivas generaciones.