Diferentes estudios demuestran que la inteligencia emocional es más importante que el coeficiente intelectual para alcanzar el éxito. Una persona puede obtener mayor crecimiento en su vida personal y laboral si dispone de una alta habilidad para gestionar sus emociones.
Psicólogos y científicos desmienten la obsoleta teoría de que el coeficiente intelectual (CI) guiará tu vida. Desde siempre hemos creído que si posees un alto CI –según la nota del test que lo contabiliza- tendrás más posibilidades de tener una buena vida personal y laboral. Sin embargo, minuciosos trabajos llevados cabo por investigadores y diferentes corporaciones han demostrado que tu felicidad y triunfos no dependen de superar los 110 puntos de CI de la media, y que los altos cargos en empresas, seguramente, sean más inteligentes emocional que matemáticamente.
QUÉ ES Y CÓMO CONSEGUIRLO
Hablamos de inteligencia emocional. Este término fue acuñado por primera vez en el año 1990 por Peter Salovey de Harvard y John Mayer de la New Hampshire, como la capacidad de controlar y regular los sentimientos de uno mismo y de los demás y utilizarlos como guía del pensamiento y de la acción.
Cinco años más tarde, el término cogía cuerpo y forma cuando el psicólogo estadounidense Daniel Goleman publicó su libro “Emotional Inteligence”, bestseller que alcanzó influencia mundial en diferentes ámbitos. En su obra, Goleman describe ésta habilidad en diferentes partes; conciencia de sí mismo y de las propias emociones y su expresión, autorregulación; controlar los impulsos, de la ansiedad, diferir las gratificaciones, regular nuestros estado de ánimo, motivarnos y perseverar a pesar de las frustraciones (optimismo), empatía y confianza en los demás y las artes sociales.
Además, el psicólogo –respaldado por numerosas investigaciones- lanza un soplo de aire fresco a aquellas personas que no se sientan identificadas con los ítems que hoy en día encontramos en numerosas publicaciones y libros acerca de las personas con alta inteligencia emocional. El erudito en el tema afirma que ésta destreza puede venir en el paquete genético de una persona, pero en el hecho de no ser así, es posible aprender, mejorar y perfeccionarla a lo largo de la vida si se utilizan los métodos adecuados.
No te asustes, aún puedes salvarte.
Si quieres probar y buscas un aumento de la habilidad, los ítems más populares para mejorarla son diez;
- Detecta la emoción que hay en cada uno de tus actos
- Enriquece tu vocabulario emocional
- No te engañes por las apariencias emocionales
- No juzgues tus sentimientos
- Descubre qué quiere decir tu lenguaje corporal
- Controla tus pensamientos y consecuentemente, tus actos
- Empatiza con los demás
- Haz un diario emocional
- Expresa emociones con asertividad
- Convierte lo que quieres cambiar y te preocupa en conductas prácticas; una por una.
IMPORTANCIA LABORAL
Las empresas se han subido al carro de éste fenómeno y pocas lo consideran indiferente.
No obstante, cada vez más se analiza la inteligencia emocional de todo el conjunto que forma la compañía – desde el rango inferior hasta el mismísimo jefe- ya que ésta puede llevarte a la cima o al fracaso empresarial.
Actualmente las entrevistas o pruebas de selección laboral están basadas en un saber personal del entrevistado, más allá de sus capacidades técnicas y puramente estadísticas. Encontramos preguntas tales “¿Cómo te preparaste para ésta entrevista?” “¿Puedes hablarme acerca de un momento donde tuviste que pedir ayuda”. En lugar de las comunes y anticuadas ¿cuál es tu nivel de inglés?
Daniel Goleman exponía que la diferencia entre “trabajador estrella” y “cualquier otro”, estaba marcada por su inteligencia emocional, y su teoría ha sido arropada por estudios posteriores realizados en campos empresariales cuales muestran que una persona con un coeficiente intelectual medio y una alta inteligencia emocional, obtendrá mucho más éxito en su vida profesional que el más listo de la clase.
Sin embargo, diferentes investigaciones acreditan que una alta inteligencia emocional puede ser contraproducente en algunas profesiones como científico, mecánico o contable. Cuanto tu trabajo se determina en una labor que necesita rigurosa y especial atención, ser más sensible a las expresiones faciales y el lenguaje corporal de lo que te rodea puede causarte problemas. Por lo tanto, la inteligencia emocional es importante pero no un salvavidas laboral según qué trabajos.
EDUCACIÓN EMOCIONAL
La importancia de ésta habilidad ha llegado también a las aulas, considerada por muchos una necesidad social no atendida en materia académica ordinaria. Organizaciones internacionales como UNESCO pusieron en marcha una iniciativa mundial en 2002, y remitió a los ministros de educación de 140 países una declaración con los 10 principios básicos imprescindibles para poner en marcha programas de aprendizaje social y emocional.
Rafael Guerrero, profesor de Magisterio en la Universidad Complutense de Madrid, incluye de forma voluntaria en su programa docente “técnicas de educación emocional” aunque ésta parte no aparecia dentro de las asignaturas del Grado en Maestro de Educación Infantil y Primaria del actual implantado Plan Bolonia.
“Muchos de los problemas de los adultos se deben a las dificultades en la regulación de las emociones y eso no se enseña en la escuela” critica el profesor. Guerrero explica que sus alumnos le cuentan que nunca han sido educados para controlar sus emociones, lo cual considera una desventaja y error para la formación personal y profesional de una persona. “Cuando llegan a la vida adulta, tienen dificultades para adaptarse al entorno, tanto laboral como de relaciones personales.
Tenemos que empezar a formar a profesores con la capacidad de entrenar a los niños en el dominio de sus pensamientos”, recalca el docente.
FRACASO ESCOLAR
Según datos de Eurostat, El 20% de los jóvenes españoles entre 18 y 24 años abandona el sistema educativo sin haber finalizado Secundaria.
GROP (Grupo de Recerca en Orientació Psicopedagògica) anuncia en varias de sus investigaciones que los jóvenes con un mayor dominio de sus emociones presentan un mejor rendimiento académico, mayor capacidad para cuidar de sí mismos y de los demás, predisposición para superar adversidades y menor probabilidad de implicarse en comportamientos de riesgo.
Rafael Bisquerra, director del Posgrado en Educación Emocional de la UB (Universidad de Barcelona) e investigador del GROP, es uno de los precursores de la aplicación de la educación emocional en el ámbito académico.
Bisquerra ataca la falta de sensibilización por parte de las administraciones públicas y el profesorado al no contemplar ésta parte como enseñanza obligatoria en cada uno de los niveles educativos. “La educación emocional es una innovación educativa que responde a necesidades que las materias académicas ordinarias no cubren. El desarrollo de las competencias emocionales puede ser más necesario que saber resolver ecuaciones de segundo grado” sentencia el director.
El investigador alza lo voz para comenzar este cambio desde el profesorado, con una trasformación en el Grado de Magisterio, pero explica que en la UB no han convencido al número de profesores necesario como para modificar el plan de estudios.
“Lamentablemente, los procesos de cambio educativo son muy lentos” sentencia.
Así mismo, podemos determinar que numerosos estudios e investigaciones, con soporte en materia práctica tanto en empresas como en centros educativos, indican la importancia y beneficios de obtener una buena educación emocional desde que somos pequeños, y la consiguiente necesidad de cambiar el panorama educativo actual, ya que ésta habilidad será la que nos ayude a gestionar mejor nuestros actos -y consecuencias- en las encrucijadas que nos plantea la vida, o en una simple cena familiar.