Los datos dan miedo y son extremadamente preocupantes: uno de cada tres niños, de edades comprendidas entre los 12 y los 14 años, practican lo que se conoce como sexting (o sea, reciben o envían imágenes, de contenido sexual, a través de su teléfono móvil; tanto a personas conocidas, como a desconocidas -lo que da verdadero miedo-).

El empleo de los smartphones se ha convertido en algo muy normal, dentro de nuestra sociedad; y, no sólo entre los adultos, también, entre los más jóvenes.

Además, uno de cada cinco niños, de entre los 9 y los 10 años de edad, también, tendrían su propio teléfono móvil.

Aunque sus padres decidan comprarles un teléfono sólo para que hagan o reciban llamadas, al final, casi un 85% afirma que puede acceder a Internet, sin problemas, y que utilizan aplicaciones como Whatsapp, consultan imágenes de sus amigos en Instagram o ven vídeos, a través de Youtube.

Su uso se hace cada vez más cotidiano, a edades cada vez más tempranas, y se realiza un empleo inadecuado: uno de cada tres menores de entre 12 y 14 años de edad reconoce haber realizado sexting, o sea, ya ha recibido o enviado imágenes de contenido sexual, a través del móvil.

Y, es que los adolescentes se pasan una media de cinco horas, cada día, delante de la pequeña pantalla de su móvil, según se ha hecho público en la presentación de las XIX Jornadas sobre adicciones de Proyecto Hombre, que se van a centrar en la tecnología y en el mundo digital. Se ha demostrado que el abuso, entre los más jóvenes, de las nuevas tecnologías, ha pasado del 0,42% en el pasado año 2013; al actual 2,8% del año 2016.

Pero, el gran problema de fondo es el mal uso que se hace, por parte de los jóvenes, de las nuevas tecnologías

¿Por qué un menor de 12 años envía fotografías, de alto contenido sexual, a través de su móvil?

¿Se puede hablar de adicción, cuando un menor se vuelve violento, con sus progenitores, si le quita el móvil, para que estudie?

¿Qué negocio hay detrás de las aplicaciones para adolescentes, donde los jóvenes pierden mucho tiempo, haciendo cosas que no les vale para nada?

¿Todo esto tiene algo que ver con la aparición del peligroso juego "La ballena azul"?

¿Niños tan pequeños deberían tener teléfono móvil, de nueva generación, o deberían tener un móvil sencillo, que no les permita entrar en Internet?

¿Se podría decir que el uso del móvil es una adicción tan peligrosa como sucede con el alcohol, entre los jóvenes?