En la mayoría de Estados el “racial profiling” está prohibido y en algunos casos hasta penado. Sin embargo, un atributo de la policía germana que permite a las fuerzas de seguridad solicitar documentación a las personas que sospechen hayan ingresado al país de manera ilegal, pone en jaque un procedimiento, cuanto menos dudoso.

El Instituto Alemán de Derechos Humanos, asegura que esto propicia el “racial profiling”, lo que significa la distinción social según el perfil étnico. El Gobierno germano sostiene que esta conducta es actuar exclusivamente a partir de los rasgos físicos más distintivos de las personas, independientemente de que exista sospecha o no sobre ella.

Pese a las denuncias sobre la policía alemana, el Ejecutivo ha declarado que es algo incompatible con el derecho nacional y que no es una práctica consentida en sus fuerzas de seguridad.

La Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia advirtió al Estado Alemán de que debía prohibir el racial profiling y delinear con claridad las actuaciones policiales.