La burla en respuesta a un Tuit publicado por Miguel Bosé tras la muerte de su sobrina Bimba, volvió a demostrar que el odio (muchas veces envuelto en racismo y homofobia), está ahí dispuesto en la redes sociales, listo para disparar.
Los Haters comenzaron siendo adolescentes disgustados, revelándose, como no podía ser de otra manera. Decían ser “odiadores” casi profesionales, pero o eran más que jóvenes disconformes utilizando el medio de comunicación que mejor conocen, Internet.
Sin embargo, a ellos se fueron sumando, adultos que lejos de estar en la edad donde todo parece insuficiente, muchos de ellos incluso con carreras universitarias y empleos de prestigio.
“Cualquiera que tenga una vida online y un poco de influencia ha tenido que lidiar con haters”, comenta Alonso Mendoza, periodista y usuario habitual de las Redes Sociales. Víctima, muchas veces, de la sin razón de los Haters.
“Normalmente los ignoro. Es lo mejor. En general, entrar en la frecuencia de un Hater no es bueno porque son personas tóxicas y su energía negativa te va a acabar contagiando. Aún así, yo no les bloqueo ni les silencio. Mi objetivo en Twitter no es ser el más ingenioso, sino simplemente dar a conocer mi mensaje, vender mis puntos de vista. Y los Haters, aunque molestos, suelen ser buenos embajadores, dan mucha publicidad. Lo importante es no enzarzarse en debates racionales con ellos, no los buscan.
Sólo buscan quedar por encima de su objetivo. Los Haters siempre encontrarán motivos para odiarte y nunca comprarán lo que les digas.”
Para Alonso, la razón de ser de los Haters es “la baja autoestima. Los Haters son personas que, por alguna razón, tienden a sentirse inferiores a los demás. No soportan ver cómo otras personas reciban más atención que ellos, lo llevan todo al terreno personal.
De hecho por eso siempre acaban recurriendo a ataques personales, resaltando algún defecto físico o anunciándole a todo el mundo lo mala persona que eres en comparación con ellos. En el fondo, proyectan su miedo y su frustración en los demás. Y si ven algo en lo que creen que son mejores que tú, no dudarán en hacérselo saber a todo el mundo.
Su principal problema es que son narcisistas patológicos.”
Alonso ha publicado una especie de manifiesto en que detalla desde su experiencia personal como lidiar con estos profesionales del odio.
“Creo que es un error dejar de ser tú mismo en Internet por lo que diga gente con desórdenes obsesivos. Al fin y al cabo, quien se está metiendo contigo es un desconocido que, por alguna razón, se siente inferior a ti. Nadie debería dictar lo que haces con tu vida y tu tiempo, y menos ese tipo de gente. Cuando te afecta lo que te dice un Hater hasta el punto de coartar lo que haces, probablemente es porque tú también estás vibrando en una frecuencia baja, porque también necesitas el aplauso.”
La postura de Alonso Mendoza es pragmática, seguramente por conocer a fondo el formato digital.
“El linchamiento público siempre ha existido, en las redes sociales y fuera de ellas. Aunque desde luego el anonimato y la inmediatez que ofrece internet creo que han ayudado a la proliferación de este fenómeno. Eso sí, no hay que confundir a un Hater con una persona que simplemente te critica. Con éstos sí es sano debatir, aprendes muchas cosas.”