“Tienen una noción muy básica, muy general. Desconocen la mayoría de la información del país al que llegan. Eso produce un choque muy fuerte, tienen que adaptarse a costumbres totalmente distintas, a un idioma que desconocen y que es una traba bastante importante.” Asegura desde Cruz Roja, Cristina Domínguez, referente del programa que atiende a los refugiados a nivel estatal en la organización.
"Es gente que viene con unas historias personales muy dramáticas y empezar de cero, en un contexto muy diferente, genera mucho impacto psicológico. Son personas que vienen con muchísimo stress postraumático, en algunos casos han sufrido violaciones graves a los derechos humanos y superar todo eso, en un contexto diferente y alejado de tu familia y es bastante complejo.
Sí que necesitan mucho apoyo y acompañamiento psicológico.”
La situación es más difícil aún, si la persona que pide asilo, es un menor no acompañado. En estos casos, la intervención de Cruz Roja es mínima, porque en la mayoría de las situaciones de este tipo, las que intervienen de lleno son las Comunidades Autónomas.