Lejos queda la perorata ya más que sabida de que las guerras son inherentes al ser humano. Esta explicación, que busca agotar la pregunta sin responder nada, no sirve para comprender el asunto. Un equipo de investigadores de la Universidad de Londres, liderado por el investigador social JK.Skinner ha dado con las causas inherentes a todo conflicto bélico.

El proceso por el cual se ha llegado a estas conclusiones ha sido la relación entre datos procedentes tanto de la investigación histórica como de la información proviniente de toda clase de entidades sociales gubernamentales actuales.

El problema del 'otro' se traduce en una característica propia de las culturas humanas, que en un momento determinado tienen que poner un límite de pertenencia a su propio grupo, basándose en cualesquiera características. Pero este estudio va más allá del pensamiento ensayístico ya elaborado.

Aunque el efecto producido por la espita de cada Guerra varíe, las causas pueden agruparse en varias clases. Las causas económicas suelen ser las más comunes y están presentes en toda la historia humana. La economía es la ciencia que estudia como repartir unos medios que son, por definición, finitos. La humanidad tiene que convivir con la idea de escasez desde su origen. La conquista de bienes, territorios, recursos,...

todo aquello que resulte útil o un beneficio provechoso puede detonar una guerra. El poder político puede inducir al estallido de éste tipo de conflictos para intentar perpetuarse en el poder. Los ejemplos van desde peleas entre grupos de homínidos a las guerras por el control del petróleo en Oriente Medio, que involucran incluso a países que tienen a bien postularse como ejemplos morales de civilización.

La política como expresión y representación de una ideología puede ser también un motivo de guerra, en tanto su poder político tiene consecuencias prácticas en la vida de los individuos. Las diferencias de criterio a la hora de ejercer el poder por parte de diferentes grupos políticos puede ser un detonante para la guerra.

La religión como conjunto de creencias morales que afectan la conducta práctica de los individuos y su sensación íntima de ser y formar parte de una comunidad puede ser causa de guerra, por el hecho de que las diferentes religiones están mezcladas con el poder político y por su voluntad de universalidad.

En resumen, según éste grupo de científicos la causa de la guerra es fundamentalmente económica y, después, política y religiosa. En un mundo de abundacia y de relatividad moral y política absoluta, la guerra debería ser poco atractiva como solución. Desgraciadamente, el sistema económico actual conduce a una mayoría a una miseria que alimenta las causas del conflicto bélico.