Se llama Mónica Riley, tiene actualmente 27 años y vive en una ciudad situada al norte del estado de Texas, Estados Unidos. Al ver su fotografía podríamos pensar que se trata de una joven atrapada por la enfermedad y condenada a vivir con la Obesidad mórbida o someterse a costosas y delicadas operaciones para lograr un peso adecuado para la salud. Nada más alejado de la realidad, ella quiere engordar más.
Riley cuenta con un escandaloso peso de 318 kilos que a ella le parece insuficiente. Su objetivo principal en la vida es alcanzar otros 136 kilos más para llegar a superar los 450 kilos convirtiéndose de este modo en una de las mujeres más obesas del mundo.
Su excéntrica idea es sentirse, según sus propias palabras “como una reina” al pasar todo el día en la cama sin moverse.
Su pareja, cómplice de su obesidad
Su novio es un pilar fundamental en la búsqueda de la “felicidad” para Mónica Riley ya que es él quien le ayuda a moverse y quién le proporciona el alimento usando un embudo. Quizá sorprenda la estrategia de alimentación de esta joven pero, pensándolo bien, casi llega a tener lógica ya que se trata de un óptimo sistema de cebe con el único objetivo de ganar peso de forma extrema.
Tanto Riley como su novio, Sid, se declaran muy emocionados ante la expectativa de lograr su objetivo puesto que para ambos se trata de una fantasía sexual con la que sueñan habitualmente.
La obesidad es un grave problema que acarrea numerosas enfermedades y, en estos límites de locura, provoca la muerte de quienes la padecen. Sin embargo, Riley y su pareja parecen estar al margen de cualquier recomendación médica y exponen su situación con gran orgullo en la red donde, a través de distintas webs, miles de hombres pagan por verla alimentarse a través de su embudo como participantes de su fetiche sexual.
El modo de vida de esta mujer puede resultar escandaloso para muchos y otros pensarán que es una decisión libre sobre su propio cuerpo. El problema añadido llega cuando ambos desean fervientemente tener hijos y lo intentan con insistencia a pesar de haber sufrido ya dos abortos. Ella está segura de poder criar hijos sanos y felices sin moverse de la cama.