La flota de hierro de Euron Greyjoy ha sido destruida, los escorpiones de la muralla arrasados, la Compañía Dorada aniquilada, las tropas aliadas han entrado en la ciudad y los soldados defensores han soltado sus armas. Desembarco del Rey tiñe sus campanas, la reina Cersei Lannister se ha rendido. Era lógico pensar que Daenerys Targaryen cumpliría la promesa rogada por su mano de la reina Tyrion y que, una vez sus enemigos se hubieran sometido, dejaría de aniquilar con el fuego de su dragón, Drogon, la capital de los Siete Reinos. Pero el conflicto interno que asolaba a Danny en el quinto episodio de la octava temporada de Juego de Tronos fue mucho más fuerte que cualquier compromiso previo.

Las palabras de Missandey lo anunciaron: "Dracarys".

“Ella sabe que ha ganado la guerra. Es en ese momento cuando ella toma la decisión de convertirlo en algo personal”, explicó DB Weiss, productor y guionista de la serie, en una entrevista a HBO, una conducta que su colega David Benioff justificó al recordar la familia a la que pertenece la reina de dragones: “Al final ella es quien es, una Targaryen. Ella ha dicho repetidas veces durante el show que cogerá lo que es suyo con sangre y fuego y en este episodio lo hace”.

El cambio de Daenerys

Y es que desde que Daenerys alcanzó las costas de Rocadragón, su carácter ha ido ensombreciéndose progresivamente hasta convertir en plausible que una conquistadora que liberó a miles de esclavos en varios reinos del continente de Essos (en Astapor, primero y Meereen después) pueda reducir a cenizas una urbe en la que viven más de un millón de personas inocentes.

Detonantes como la muerte de dos de sus dragones, de su protector Ser Jorah y del asesinato de su mejor amiga y consejera Missandei, además del recelo que despierta entre los ponientíes y de su reciente desamor con Jon Nieve (lo cual origina una avalancha de celos y traiciones) podrían ser la explicación del brote de odio que ciega a Danny y que, para muchos, a roto con su arco evolutivo lógico.

“Cada cosa que le ha ocurrido le ha conducido hasta este momento y ahí está, sola. Todos tenemos esa parte de nosotros, esa parte que quiere tirar la tarta de chocolate al suelo e irse. No podemos estar metiéndonos en estos enigmas morales todo el tiempo. Todos tenemos sentimientos encontrados en nuestro interior”, justificó Emilia Clarke, la actriz de Danny.

Sapochnik y Clarke difieren sobre el sentimiento de Danny

También Miguel Sapochnik, el director del episodio, destacó la sensación de soledad que sufre Danny: “Se siente vacía. No es lo que ella pensaba que sería. No es suficiente”. Un carácter que, según Sapochnik, difiere con el de su propia intérprete Emilia, la cual es “buena y se preocupa por todos”, una transformación que el director afirma que fue “muy difícil” de alcanzar para la actriz.