Después de semanas inmersos en la incertidumbre de la ausencia (todavía) de nuevo Govern en la Generalitat de Catalunya y los presos políticos que siguen recibiendo adhesiones de la gente, alguien que lleva ausente físicamente nueve años, al haberse ido para siempre el 1 marzo 2009 por un cáncer de pulmón a los 61 años, el actor Pepe Rubianes, recibirá en el Más Allá una grata noticia: tiene por fin una calle con su nombre en Barcelona.

Después de mucha polémica, sobre todo desde el punto de vista del PP y C’s, que nunca le perdonaron sus sarcásticas y directas palabras en un programa vespertino de TV3 el año 2006, Rubianes tiene una calle en la Barceloneta, el barrio popular marinero de la ciudad, donde residió muchos años.

Sustituye a la calle del Almirante Cervera, el cual fue más bien de no grato recuerdo para muchos.

La inauguración de la nueva calle contó con la asistencia de la alcaldesa Ada Colau y concejales como el actor Juanjo Puigcorbé, amigo del actor gallego y ahora concejal de ERC. También asistieron otros grandes amigos como Joan Manuel Serrat, Francesc Orella, Andreu Buenafuente y Xavier Sardà.

Estará en la misma calle en donde residía

Eso sí, se dice que el cambio de nombre de la calle, a quien menos ha gustado ha sido a la familia del Almirante Cervera, que no cree que él mereciera que la ciudad se olvide de él desde ahora.

Pero los vecinos de la Barceloneta sí han agradecido que un vecino inmortal del barrio, los cuales casi todos lo conocieron en persona, tenga su nombre. Y más en esa misma calle, donde él tenía su casa.

Desde que Rubianes dijo aquellas sinceras palabras en 2006, que parecían de hoja parroquial al lado de las que publica Charlie Hebdo, su vida se volvió un infierno al ser blanco de la derecha radical y sus medios de comunicación.

La primera consecuencia de ello fue que su obra teatral “Lorca somos todos”, que escribió en Homenaje a Federico García Lorca y estructuró como un cuadro flamenco, que según él, el poeta se imaginaba su vida contada así, no pudo representarse en el Teatro Español de Madrid, teniendo que hacerse en el Auditorio de Comisiones Obreras, cerca del lugar, con un éxito tremendo.

Rubianes fue llevado a juicio por varios delitos y los recurrió. Pero en junio de 2008, ocurrió algo inesperado: semanas después de empezada su última obra, “La sonrisa etíope”, donde contaba con la colaboración de varias atractivas bailarinas etíopes, dijo que sufría cáncer de pulmón. Cuando parecía que iba bien, recayó y murió el 1 marzo 2009. Fue incinerado y sus cenizas se esparcieron entre Etiopía y Cuba. Para colmo, se le condenó póstumamente por lo que dijo, pero tiempo después, Rubianes fue por fin indultado de dichos delitos.

Todo ello empañó injustamente una impecable carrera como actor, que empezó en la compañía teatral La Cubana y que un día empezó a hacer monólogos cómicos, junto con apariciones en películas y series (fue Makinavaja en su adaptación televisiva), donde dejaba su huella y su manera de hacer.

También su gran amistad con todo el mundo, aunque su lengua, nunca moderada, siempre decía lo que sentía.

Sus palabras fueron contra la 'España negra', no contra España

Este cronista le vio contestar a las preguntas del público después de “Lorca somos todos” en un teatro de Barcelona, pocas semanas después del escándalo. “Creo que estaré un tiempo sin salir en televisión”, nos dijo a todos. “Yo sólo quería denunciar a la España negra, la que mató a Lorca, no a España”, dijo también. Vino gente desde Catalunya a Tenerife a ver la obra, y les daba igual lo que dijera, sabían cuál era su punto de vista de lo que pasó.

Nueve años después de su muerte, Barcelona nunca ha olvidado a Rubianes y le encuentra a faltar, ya que artistas de su categoría, carisma y humanidad no abundan mucho, y más si ves a otros grandes artistas que también fueron muy importantes para la ciudad y tampoco están, como Eugenio o Joan Capri, también creadores de un humor muy personal.