Durante una entrevista concedida recientemente a la popular revista People, la bella y talentosa artista de Nueva York sorprendió a propios y extraños reconociendo a sus cuarenta y ocho años que padece el llamado síndrome bipolar, antiguamente conocido en psiquiatría como “trastorno maníaco-depresivo”, caracterizado por las oscilaciones entre los episodios de “subidón” anímico y los de “postración”, en los que se nos viene el mundo encima.

La enfermedad "maldita"

La famosa cantante, compositora, productora musical y filántropa afirmó que dicha enfermedad le fue diagnosticada en el año 2001, tras ser hospitalizada por sufrir una crisis de ansiedad, pero que viene sufriendo sus efectos desde la adolescencia.

Lo sorprendente es que a pesar de ello su extraordinaria capacidad creativa, su voluntad de hierro y su tesón le han permitido superar una y otra vez las limitaciones de esa importante traba, desarrollando una carrera personal admirable, y ahora está ultimando los detalles de su nuevo disco.

Según la artista neoyorquina el síndrome bipolar es una de esas enfermedades malditas, invisibles, que padece mucha gente pero de las que pocos hablan, por pudor, vergüenza, desconocimiento y sobre todo por el sentimiento de culpa.

Confesión íntima

Durante la entrevista a People Mariah Carey afirmó haberse sentido durante mucho tiempo coartada por el sentimiento de culpa, que le impedía confesarse en público y reconocer su dolencia.

Incluso le provocaba ataques de ansiedad pensar que “el secreto maldito saliese a la luz”.

La tensión interior que le provocaba esa “doble vida” le ha hecho dar por fin el paso de reconocer su debilidad. Desde que le diagnosticaron la enfermedad procura rodearse de personas positivas, rehuyendo a las de energía tóxica, y se entrega a su pasión: componer canciones y cantarlas.

Mirando al futuro

Sin embargo el síndrome bipolar, una dolencia psicológica crónica, sigue presente en su vida, obligándole a tomar tratamiento para atenuar los efectos de los episodios depresivos, en los que le asaltan la soledad y la tristeza, y los brotes de hipomanía, en los que se siente hiperactiva, hiperempática e irritable y duerme pocas horas al día.

"Deberíamos poder hablar de la enfermedad sin considerarla un estigma para las personas que la sufren en silencio. Te aísla del mundo de una forma terrible. No es justo que la opinión pública te defina por el hecho de padecerla. ¡Me niego a permitir que la enfermedad me defina a nivel personal o controle mi vida", confesó Mariah Carey a People.