Superar un ruptura nunca es fácil y hacerlo después de mucho tiempo de relación mucho menos. En el caso de Jorge Javier Vázquez la gran relación de su vida, la que mantuvo con "P" -como él llamaba- hasta hace apenas poco más de un mes, duró más de diez años. Un tiempo en el que todo parecía les acercaba a la boda y al niño y que finalmente ha terminado como ya todo el mundo sabe.

Todo un trance para un J. J. que no hace tanto tiempo estaba convencido de que se encontraba ante el hombre de su vida y que, de la noche a la mañana, se ha encontrado con una nueva vida, solitaria junto a sus galgos, en una casa de miles de metros cuadrados y en la que no faltan recuerdos de viajes y experiencias de ambos vividas juntas.

J. J. no consigue olvidar a "P"

Algo de lo que este quiere empezar a olvidarse cuanto antes tras haberse dado cuenta de que no acaba de olvidar a su ex, en parte, por seguir en la misma casa en la que estaba, y en la que no hay ni un solo rincón en el que no haya un recuerdo aguardándole para empujarle la cabeza de nuevo hacia abajo.

Es por eso que el presentador de Gran Hermano, Supervivientes, Sálvame y Sábado Deluxe, amén de otros tantos formatos, ha tomado la decisión dolorosa de deshacerse de la casa de sus sueños tras un tiempo dándole vueltas al asunto. Y es que, si quiere empezar realmente de cero, esto solo va a ser posible si cambia de entorno, tal y como le habrían sugeridos sus más allegados.

Dicho y hecho. Así al menos lo aseguran nuestros compañeros de Cotilleo, quienes llevaban a su portada la decisión de Jorge Javier Vázquez de poner en venta un mansión de más de 2.400 metros cuadrados, valorada en la friolera de dos millones y medio de euros que ahora solo algún poderoso podrá adquirir.

Jorge Javier vende su mansión

Una cantidad que ahora buscaría recuperar para invertir en un nuevo inmueble, algo más pequeño, y hecho a y imagen y semejanza de sus gustos únicamente, y no también a los de otro, como sucede cuando tratar de armar tu hogar enrolado en una relación como le sucedió a él cuando escogió su enorme palacete.

A expensas de que se decida por una nueva zona, que no parece vaya a ser el centro de Madrid, seguirá conviviendo con sus galgos rodeado de recuerdos de "P", pese a su necesidad de borrarlos cuantos antes de su memoria. En esta ardua tarea de olvidar van a tener que jugar un papel determinante sus allegados. Con ello y un cambio de hogar seguro que lo consigue. Ya le toca ser feliz.