Dicen que quien bien te quiere te hará llorar. Y suele ser así si tenemos en cuenta que, a diferencia de lo que ocurre con las opiniones de los desconocidos, que una persona a la que queremos y tenemos aprecio nos diga las verdades del barquero, aun cuando estas duelen, es tan duro como necesario.

Sin poner en duda la buena relación que Mila Ximénez y Lydia Lozano mantienen desde hace años, lo cierto es que la que fuera mujer de Manolo Santana es de esas personas que no se cortan ni un milímetro a la hora de decirte las cosas como las ve, como las piensa o como las siente.

Y eso a menudo le trae problemas a ella y disgustos inesperados a sus interlocutores.

Y si no que se lo digan a Lydia Lozano, con quien esta mantenía un durísimo careo en la última emisión de Sálvame de esta semana. Todo sucedía a raíz del que será el Chester que llevará a Mila a repasar su vida y la del panorama Sálvame junto a Risto Mejide en Cuatro dentro de muy poco.

Una grabación que ya se ha realizado y a la que ha tenido acceso el equipo del programa de corazón decano de la televisión española asombrada por la manera en la que Mila se refiere a Lydia y su forma de hacer periodismo o de actuar. Según cada uno lo quiera interpretar.

Lo único cierto es que Mila Ximénez, en un momento dado, no duda en tirarse al fango y hablar largo y tendido del caso que marcó para siempre la vida personal y profesional de Lydia Lozano como lo fue el de la hija de Albano.

Tema que parece tabú en los corrillos de Telecinco cuando la rubia anda cerca.

Pues bien, Mila no dudó en comentar delante de la cámara que en un momento Lydia estuvo defendiendo "una mentira" a sabiendas. Lo hacía porque no quería "dar marcha atrás" y así perder todo lo que tantísimo tiempo le había costado conseguir llegando a lo más alto del panorama periodístico en su rama social.

El cara a cara entre Mila Ximénez y Lydia Lozano

Así se lo decía a Risto y así lo escuchaba a través de unos auriculares en la sala de edición que cambiaba el rostro de golpe a la señalada. Su cara era un poema y esta, sabedora de que lo mejor es que no se hable del tema para que no le siga salpicando, rehuía del asunto asegurando que su compañera había dicho cosas "que no eran verdad".

Declaraciones que pronto llegaban a la mesa de tertulianos donde estaba Mila para no permitir que le dejaran como mentirosa. Le decía que "con el paso del tiempo", reposando todo aquello y con la distancia que merece todo acontecimiento traumático, se ha dado cuenta de que mintió deliberadamente.