Ahora puedes suscribirte completamente gratis y muy fácilmente a nuestro CANAL TELEVISIÓN haciendo clic en el enlace. Todas las noticias a tu alcance.
Los malos resultados cosechados por el programa vespertino más longevo de la Televisión privada hacen que se tomen medidas desesperadas para remontar la audiencia como sea y más ahora que octubre llega a su fin y ven amenazada su hegemonía mensual.
El pulso de Jorge Javier Vázquez con la dirección del programa parece que se ha cobrado su primera víctima en la figura de Raúl Prieto que deja de ser uno de los directores, aunque nos informan que se hará cargo de otro programa producido por la Fábrica de la tele, que es quien mece la cuna.
Él no quería dejar “Sálvame” pero así son las cosas y ya hemos visto que ha sido sustituido por Alberto Díaz, anterior director del “Deluxe” que lo dejo por incompatibilidad con su vida familiar, o eso nos vendieron.
Alberto es el marido de la periodista Cristina Soria que hace las veces de coach y psicóloga (aunque sin serlo) en el programa que ahora dirige su marido. David Valldeperas sigue siendo la otra pieza del tándem de directores.
Y se abrió el cajón de mierda
Este miércoles lanzaron su primera andanada a ver si colaba y coló. Se trataba de una supuesta filtración (pensamos que más que interesada) por parte de alguien de esa cúpula más famosa ya que la del Vaticano. La filtración hacía referencia a un posible despido de Lydia Lozano y Terelu Campos por su bajo rendimiento en “Sálvame”.
El cisma estaba servido y más cuando los “buenos” compañeros empezaron a darles una de cal y otra de arena, en el sentido de que no se puede prescindir de ellas, pero cierto es que andan algo dispersas. Terelu se mordía la lengua y hasta se relajaba tras la llamada de mamá Campos (es lo que tiene ser la “hija de”) pero Lydia se derrumbaba y lloraba lo suficiente como para ayudar al fin de la sequía que nos asola.
La dirección del programa se mostraba entre compungida por la filtración y tensa por lo que consideraban una traición ¿Pero de quien? Cada vez estamos más convencidos que de nadie. Se trataba de remover el estercolero lo suficiente para generar atención y la consiguieron, remontando lo suficiente para no ahogarse del todo.
Siete colaboradores en el punto de mira
Sabemos desde hace tiempo que habrá grandes cambios en Telecinco aunque no se presumían antes de enero, pero la precipitación de los acontecimientos con la caída de “Sálvame” “Deluxe” y de ese “Gran Hermano Revolution” que nunca debió ver la luz, ha tenido como consecuencia estos últimos movimientos, para algunos coletazos de unos formatos moribundos.
Ahora se nos dice que de los catorce colaboradores actuales del programa, son siete los que están en la cuerda floja y se nos avanzan dos de los nombres: Rafa Mora y Jesús Manuel.
Rafa Mora, ese musculado (hay quien dice anabolizado) representante del mundo viceverso del que es ahora “Asesor del amor”, llegó a "Sálvame" tras el mini reality en el que se contrató también a la periodista Laura Fa por tres meses, que por lo visto han ampliado ya que ahí sigue.
Rafa no aporta a “Sálvame” más que rifirrafes sin sustancia con los compañeros y algún apunte sobre su amigo Paquirrín, perdón: Kiko Rivera, ahora en el punto de mira del programa por unas supuestas infidelidades a su mujer durante su embarazo.
El caso de Jesús Manuel es harina de otro costal. Un periodista que además también es licenciado en derecho y psicología, que colabora en diferentes medios y entre ellos en TVE, demasiado para Mediaset. A Jesús Manuel lo tienen en el punto de mira desde hace meses cuando lo de las famosas fotos de la boda de Kiko Matamoros.
El marrón se lo comió él solo, pero Carlota Corredera quedó expuesta ya que ella también compartió las fotos que luego fueron publicadas por Vanitatis y eso ni se olvida ni se perdona, por lo que hace tiempo que se pide su cabeza.
Las redes arden ya que nadie se cree ya nada que provenga de un programa al que el paso del tiempo y los continuos vaivenes, malos modos, gritos, etc., no hay duda de que lo han desgastado dejándolo envejecido y al borde del final. Por eso se clama por un cambio radical de contenidos o por su desaparición. ¿La audiencia siempre gana?