Alejandro Caracuel ya no aguanta más. De una mera atracción física el actor y modelo ha pasado a sentir ese hormigueo en el estómago cada vez que pasa tiempo, conversa y se da cariñitos con Laura Matamoros llegando a un punto de no retorno que ha escenificado en las últimas horas en Supervivientes 2017.

Muy poquitos días después de que este diera su primer gran paso adelante a base de piropos y de deslizar que le encantaría llegar a algo más que a una amistad con Laura, recibiendo por respuesta que tenía novio y que estaba muy feliz con él, el asunto que estos dos se traen entre manos ha dado un paso más allá, desatando el interés de la audiencia, quien ya no cree que nada entre estos sea imposible.

Y es que, haciendo bueno el refranero español que dice que "quien la sigue, la consigue", Alejandro ha seguido jugando sus bazas, que van desde demostrarle que le interesa más la persona que el físico, hasta arrumacos de lo más necesarios en momentos tan duros como los que se viven con el calor extremo y el hambre en la isla, hasta ganarse la completa confianza de 'su mejor amiga' en Honduras.

En un momento dado, en plena noche, y ya mientras los operarios de cámara del programa recurrían a la grabación en infrarrojos para poder ver qué es lo que sucedía entre ambos, se pudo grabar un momentazo que quién sabe si puede suponer un antes y un después de ambos en el concurso... y con lo que pudieran haber dejado fuera.

El bueno de Alejandro, que se sabe cada vez más cercano a la hija de Kiko Matamoros, aprovecha una de esas charlas íntimas para preguntarle si lo consideraba guapo. Una pregunta a la que Laura respondió afirmativamente, matizando que le gustaba más su novio Benjamín.

Alejandro quiere conquistar a Laura haciéndola reír

A continuación de esta pregunta, y cuando ya sabía que físicamente había o podría haber 'feeling' entre ambos, Caracuel dio el paso definitivo preguntándole que si en el caso de dejarlo con su novio Benja estaría dispuesta a empezar algo con él, lo que bloqueó a Laura, limitándose a proferir una risa nerviosa, para más tarde agregar, "sí, claro, no te j...e" y volver a reír.

Tras este momento de risas y viendo que el no, no era tan rotundo como cabía esperar, Alejandro contraatacó prometiéndole que le "pondría dos restaurantes" si se iba con él, a lo que esta volvió a sonreír sin darle más bola al asunto.

Alejandro tiene claro que sus únicas opciones pasan por seguir haciendo reír a Laura y en ello está. Cada vez, ambos están más ceca.