Cuando se habla de grandes operaciones, experimentaciones y conspiraciones siempre se vinculan con la CIA o la desaparecida KGB. Sin embargo, nunca se pone el foco en España, donde han existido supuestas operaciones, ya en época democrática, que serían auténticos crímenes. Y uno de estos casos se bautizó como la "Operación Mengele".
En el año 1988, durante el gobierno de Felipe González, la banda terrorista ETA golpeaba más fuerte que nunca.
Y el CESID (servicios de inteligencia de la época y actual CNI) se las tenía que arreglar para contrarrestar los actos terroristas de ETA. Y esto suponía en ocasiones sobrepasar la ley.
Ese año, según el periodista Santiago Camacho en el programa de Milenio 3, los servicios de inteligencia liderados por Emilio Alonso Manglano, consideraron la idea de utilizar una droga para reducir a los etarras y que sirviera de "suero de la verdad". El objetivo era capturar al etarra Josu Urrutikoetxea, más conocido como Josu "Ternera", que se encontraba en Francia.
La sustancia elegida fue el pentotal. Para comprobar sus efectos se utilizó como "conejillos de Indias" a indigentes, ya que "nadie les iba a creer".
La acción se llevó a cabo por el Departamento de Acción Operativa de Juan Alberto Perote, concretamente el Grupo 25.
El caso salió a la luz gracias a la labor de los periodistas Manuel Cerdán y Antonio Rubio. Según la información de primera mano de estos periodistas, se experimentó con tres indigentes en el barrio madrileño de Malasaña: dos hermanos toxicómanos y un mendigo de avanzada edad. Éste último falleció supuestamente al ser suministrado el narcótico.
Tras ver el rotundo fracaso de la "Operación Mengele", la idea se abandonó: Josu "Ternera" jamás fue secuestrado y los dirigentes del CESID siguieron en sus relativos puestos.
Cuando la "Operación Mengele" salió a la luz, el encargado de llevar la causa fue el juez Baltasar Garzón. La causa fue archivada por falta de pruebas en 2001, a pesar de que los medios de comunicación publicaron muchos detalles sobre el caso.