Muchas culturas y tradiciones de todo el mundo cuentan que hubo un tiempo en el que los gigantes caminaron sobre la Tierra. Los textos sagrados de las diferentes religiones que pueblan el mundo se hacen eco de este constante "leitmotiv" que tiene como hilo conductor una misteriosa raza de ciclópeos seres que desaparecieron para siempre.
En España existe una gran tradición de leyendas que narran las andanzas de gigantes por nuestra Piel de Toro, en su mayoría relacionadas con la construcción de megalitos. En este caso destaca la mitología vasca con los gentiles, raza de gigantes que se encargaron de erigir estas construcciones de piedra y que desaparecieron en el momento en que nació un bebé en Nazaret.
A día de hoy, en el monte de Ataun, concretamente el alto de Arretxabaleta como "jentilbaratza", donde fueron enterrados los últimos gigantes que habitaron las tierras vascas.
Otro ejemplo de historias de gigantes la encontramos en la cultura talayótica de las islas Baleares. En la isla de Menorca las leyendas atribuyen el levantamiento de las famosas navetas y talayots a estos ciclópeos seres.
De momento nos hemos centrado en las tradiciones de distintas regiones de España que relacionan a los gigantes con la creación de monumentos con enormes moles de piedra. Sin embargo, ¿existen "pruebas fehacientes" de una posible existencia de gigantes en nuestro territorio?
Según Manuel Moros en un artículo publicado en la revista Más Alláen el año 2006, en el año 1753 se descubrió en una caverna situada en las inmediaciones de Medinaceli (Soria) un cráneo y numerosas tibias de grandes proporciones.
En el año 1917, en los alrededores del dolmen de Oren, que pertenece a la localidad de Prullans (Pirineos catalanes) se encontraron son los restos esqueléticos de gigantes donde destacan unos fémures de entre 79 y 92 centímetros de longitud. La pista de estos restos se perdió cuando intervinió el Museo Arqueológico de Barcelona, que se supone que los custodia desde entonces en algún punto de su almacén.
También en Cataluña, en el momento de la reconstrucción de la iglesia de Garós (Lleida), los obreros se toparon con un esqueleto de tres metros de altura, que rápidamente relacionaron con el gigante Madronius, que vivía en una cueva de la zona y que fue vencido durante la invasión romana.
Plinio, puede que exagerando (o no), mencionó que en la zona de Andalucía vivían unos seres de enormes dimensiones que causaban el terror en todos los comerciantes del Mediterráneo de la época, como si de una vieja reminiscencia de la historia del gigante Gerión vencido por Hércules se tratara.
Muchos son los puntos de la geografía española que nos dejamos en el tintero que tienen relación directa o indirecta con leyendas y sorprendentes hallazgos que, de no ser falsos, siempre fueron menospreciados por los científicos al ser una posible realidad incómoda que derrumbaría los frágiles cimientos de nuestra Historia...