Muchas veces, por desconocer o por no querer pagar un precio tan alto, colocamos en riesgo nuestra vida sin ni siquiera saberlo. Actualmente la medicina estética ha ido evolucionando y aplicarse un tratamiento es algo normal que puede parecer sencillo, pero esto en realidad es un proceso delicado.

Existen diversas sustancias, utilizadas para poder llevar a cabo alguno de estos procedimientos, en donde no todos cumplen con las normas de higiene ni están certificadas por ningún organismo especializado en el tema.

El Origen del Bótox

Como todos deberíamos saber el Bótox es una marca comercial de una toxina llamada "toxina Botulínica tipo A", la cual es un producto biológico.

Cada producto cosmetológico presenta características específicas en cuanto a su proceso de fabricación, formulación, método de determinación de la actividad biológica, perfil de eficacia y seguridad, las cuales son características que cada paciente debe saber antes de su aplicación.

¿Quién lo puede aplicar?

No cualquier persona puede aplicarlo porque para poder aplicar este tipo de tratamiento se debe tener un conocimiento profundo de la anatomía y dinámica facial. Por lo tanto, solo el personal médico, entrenado y especializado, garantiza el resultado óptimo en su aplicación.

La colocación del Bótox se lleva a cabo mediante un procedimiento no quirúrgico pero eficaz, con ello hombres y mujeres se pueden librar de las populares patas de gallo, pliegues de la frente, el entrecejo, y las líneas de expresión en general, por lo que es uno de los tratamientos más demandados o solicitados.

Silicón líquido

Hace más de 30 años ha existido un producto que al principio se conoció como silicón líquido pero que debido sus efectos adversos, la corporación de la cirugía plástica decidió prohibirlo. A pesar de esto, no se logró dejar su uso completamente, dicho silicón adopto el nombre de biopolímeros, células expansivas, como se le conoce en la actualidad.

Solución saludable

La famosa sustancia conocida como Bótox no actúa como relleno, como muchas personas creen. Su acción está dirigida a relajar de forma transitoria áreas especificas de un musculo, teniendo un efecto que dura de cuatro a seis meses, por lo que posterior a esto el musculo va recuperando su tono original.

Por consiguiente, el paciente no debe preocuparse si el resultado no es de su agrado, ya que el efecto va a pasar, a diferencia de los biopolímeros que resultan imposibles de sacar del cuerpo.