El crecimiento es un proceso biológico del ser humano en el cual aumenta de tamaño y de masa, de la mano de una serie de cambios anatómicos y fisiológicos que afectan a todo el cuerpo. Este crecimiento comienza desde lo más pequeño que son las células, hasta llegar a todos los órganos y sistemas, y puede ser cuantificable.
Factores que afectan el crecimiento
Con preocupación algunos padres ven a veces que su hijo no crece, y hay que tomar en cuenta que el crecimiento depende de varios factores, en primera instancia de la capacidad de las células del cuerpo para asimilar los nutrientes de los alimentos que se ingieren, pero existen otros factores que están íntimamente relacionados, entre ellos están:
- La genética, de hecho existe lo que se llama talla familiar o potencial genético de los padres, es decir que puede ser debido a que los padres son bajos, o incluso los abuelos.
- Los cambios hormonales, y es que además de la hormona de crecimiento, se sabe que hormonas, como la tiroidea, la paratiroidea y las hormonas sexuales, también juegan un rol fundamental en el crecimiento.
- La edad, con relación a esto hay que tener en cuenta que el crecimiento sufre cambios a lo largo de la vida y no puede mantenerse como en el primer año, y hasta el género ya que es bien sabido que los varones tienden a crecer más que las hembras.De igual manera en la adolescencia y producto de los cambios hormonales se experimenta otro aumento de la velocidad de crecimiento.
- La actividad física también ayuda al crecimiento ya que genera masa muscular e interviene en la producción de varias hormonas que favorecen el crecimiento.
- Mientras que ciertos factores pueden afectar negativamente el crecimiento, tales como: las enfermedades crónicas o recurrentes, el tabaquismo, el consumo de drogas o alcohol, el estrés y la falta de un descanso adecuado.
¿Cuándo es un problema?
Indiscutiblemente que el crecimiento de un individuo es el resultado de la interacción entre su potencial genético y todos los otros factores, y es el pediatra quien nos puede ayudar a descartar o a detectar un problema en el crecimiento de los niños.
Para ello existen una serie de herramientas que nos permiten saber si el niño está creciendo bien, ante todo la evaluación del peso y talla, junto con otros indicadores más específicos como la medición de la circunferencia cefálica y del brazo, y el cálculo del índice de masa corporal, de la velocidad de crecimiento y del potencial genético de los padres.
Ayudado de exámenes complementarios de rutina y hormonales específicos en caso de que se sospeche de una patología hormonal y la edad ósea.
Y si bien la altura de un niño suele ser es una de las principales preocupaciones de los padres, la mayoría de las veces la talla baja está asociada al potencial de sus padres, por lo que muchos de estas evaluaciones serán normales.