Desde la antigüedad la música ha sido usada con fines curativos, de hecho ya en la época antigua los griegos le atribuían efectos sobre los diferentes estados de ánimo y en la actualidad es mucho lo que sea estudiado al respecto, tanto que hoy se sabe que tiene múltiples beneficios sobre la salud física y emocional de las personas, por lo que no se utiliza no solamente para escucharla o como distracción, sino también como terapia.
Los sonidos y el cerebro
Los sonidos no son más que ondas o vibraciones que son transmitidas a través del aire y luego son percibidas por unas diminutas células especializadas que se encuentran en el oído interno, donde se transforman en impulsos nerviosos.
Estos impulsos son transportados por el nervio auditivo hasta el cerebro quien es capaz de convertirlos e interpretarlos y producir la activación de varias áreas distintas a nivel cerebral.
A través de diversos estudios, algunos neurólogos han demostrado que la música afecta al sistema límbico, zona del cerebro encargada de controlar los sentimientos, por lo que el escuchar una melodía agradable puede, por ejemplo, hacernos sentir felices o hacer desaparecer nuestro miedo.
Musicoterapia
No es más que el uso de la música con objetivos terapéuticos, ya que a lo largo del tiempo la música ha demostrado tener múltiples efectos curativos.
A nivel fisiológico la música es capaz de: acelerar o disminuir el pulso y el ritmo cardíaco, al igual que regula la presión sanguínea y el ritmo respiratorio, y ayuda a controlar la respiración y el aparato fonatorio.
Por otro lado, ayuda a desarrollar la coordinación y el equilibrio, mejorando la motricidad, y a nivel cognitivo la música es capaz de estimular las funciones cerebrales superiores, es decir, la capacidad de atención, la orientación, el nivel de alerta, la memoria, la imaginación y el aprendizaje. Por supuesto, también con múltiples beneficios conductuales y a nivel social.
Todo esto ha hecho que la música se utilice como parte del tratamiento en Enfermedades tales como: migraña, esquizofrenia, demencia, depresión, diversos problemas conductuales, trastornos del habla Alzheimer, Parkinson y Síndrome de Tourette, en las cuales se ha demostrado efectos positivos.
Al igual que en niños con dificultades del aprendizaje, autismo o problemas conductuales, y como terapia para reducir el estrés y la ansiedad.
Probablemente desde bebes la música ha estado en nuestras vidas y no nos damos cuenta que tan solo el escucharla, nos relaja, nos transporta, nos hace evocar recuerdos, nos hacer sentir felices...