En la pubertad el cuerpo femenino experimenta una serie de cambios en su sistema reproductor, y parte de ese proceso de crecimiento y desarrollo implica tener pleno conocimiento de esos cambios y sus consecuencias, y aprender a cuidar el cuerpo, para lo cual es necesario realizar visitas rutinarias al médico.

La ginecología es la especialidad médica que se encarga del cuidado del sistema reproductor femenino, por lo que los ginecólogos, son por lo tanto, los médicos encargados de atender esta área de la salud femenina.

¿Por qué acudir al ginecólogo?

Es probable que mucha gente piense que acudir al ginecólogo es sinónimo de enfermedad, pero hay que recordar que el cuerpo experimenta muchos cambios durante el desarrollo y esas visitas rutinarias cuando se está sano, son parte de la Prevención, hay que recordar que es mejor prevenir que curar.

El ginecólogo puede aclarar las dudas que se tengan en relación a esos cambios que está experimentando el cuerpo, sus consecuencias y los cuidados que se debe tener a partir de ese momento. Aprender cómo funciona normalmente el cuerpo, ayuda a las personas a detectar a tiempo cuando tienen algún problema. De igual manera, el ginecólogo orienta en relación a los métodos anticonceptivos, como funcionan y su uso y cómo prevenir enfermedades de transmisión sexual, y en caso de que se tenga alguna anormalidad, hará un diagnóstico y de ser necesario indicará tratamiento.

La primera cita

La primera consulta con el ginecólogo debería hacerse iniciando la adolescencia, no hay una edad establecida para ello, sin embargo, lo ideal es alrededor de los 10-11 años, otros recomiendan entre los 13 a 15 años, salvo que anterior a eso se experimente algún cambio que no se considere normal o que indique que algo no está funcionando bien.

Es probable que puedas sentir algo de temor al pensar en acudir por primera vez al ginecólogo, hablar de esto con tus padres o con alguien de confianza puede ayudar a disipar ese temor. Esta primera consulta por lo general es para “romper el hielo”, conocerse e iniciar esa relación médico paciente basada en la confianza y confidencialidad que permitirá avanzar en visitas futuras.

Debe mantenerse en todo momento también la sinceridad, tanto al momento de responder lo que se te pregunte como al momento de hacer preguntas sobre las dudas que se tengan. El examen físico es individualizado, y no tiene por qué ser incómodo; dependerá de la edad de la paciente y de si ya ha tenido relaciones sexuales, o si presenta alguna sintomatología que sugiera un trastorno con la menstruación o alguna infección, puede incluir un examen físico general y un examen ginecológico que incluya la utilización del espéculo y la toma de muestra para una citología cervical.

A partir de esa primera visita deberías acudir con tu ginecólogo de manera preventiva por lo menos una vez al año.