El mal aliento viene afectando a la humanidad desde tiempos remotos. En la antigüedad, los amantes aspiraban o mascaban anís, hinojo, comino o regaliz para rehuir del problema. Casi el 90% de los casos del mal aliento se deben a problemas en la boca (caries, mala higiene, dientes apañidos, entre otros inconvenientes bucales). Un 10% tienen su origen en la nariz (sinusitis).
Muchas veces este problema el afectado no lo percibe
La halitosis, o mal aliento al respirar o abrir la boca, es un problema frecuente que provoca gran rechazo social. Por eso, quien lo padece suele tener problemas tanto en las relaciones personales como laborales, aunque en ocasiones no lo achaca a esta circunstancia, ya que la persona no percibe el mal olor.
Que otra persona lo haga saber puede resultar embarazoso, pero siempre conviene hacerlo. De ese modo, el afectado podrá consultarlo con un especialista para que se averigüe la causa de su halitosis y le ponga el tratamiento más oportuno.
Los niños también lo padecen
Los más pequeños de la casa también pueden padecer mal aliento, y en realidad es algo mucho más frecuente de lo que se cree. Si lo detectas en tu hijo, lo primero que debes hacer es llevarlo al dentista porque la principal causa del mal aliento infantil es una correcta higiene bucal. Por ello, el cepillado tres veces al día es básico. Si el dentista descarta este motivo, y otros como alteraciones en boca y dientes, hay que acudir al pediatra.
La rinitis, la sinusitis, la gingivitis y otros trastornos estomacales o de las vías respiratorias pueden provocarle también halitosis.
Siempre hay una causa
Muchos y diversos son los factores que pueden producir halitosis, pero, según los especialistas, el 90% de los casos tiene su origen en la cavidad oral. En el interior de la boca viven bacterias que se desarrollan en los restos de comida y residen en el dorso de la lengua.
Si estos no se eliminan con un buen cepillado, las bacterias proliferan dando lugar a una infección que provoca ese mal olor. El origen también puede estar en las caries, el exceso de sarro y enfermedades periodontales como la gingivitis o la piorrea. Pero hay muchas más causas del mal aliento, ya sea puntual o crónico:
- Consumo de alimentos como ajo, cebolla o repollo y similares.
Contienen principios activos que se expulsan a través de la respiración.
- El café, el alcohol y el tabaco.
- Diabetes o problemas de hígado o riñón.
- Trastornos del aparato digestivo (estreñimiento, ulceras gástrica y duodenal, hernia de hiato, gastritis) o del respiratorio (rinitis, amigdalitis o sinusitis).
Enfermos imaginarios
Los psicólogos lo llaman halitofobia y ocurre cuando alguien está convencido de tener mal aliento, aunque en realidad no es así, normalmente se da en personas que, en un momento de su vida, han tenido halitosis y la superaron con un tratamiento, las consecuencias en estos “enfermos imaginarios” suelen ser, que estén todo el día pendiente de su aliento, utilizan chicle, caramelos y se lavan los dientes continuamente, hablar con alguien y siempre mantener distancia, y en casos graves, incluso evitar actos sociales.
Remedios naturales
Además de todas las recomendaciones que te haga tu odontólogo para acabar con el problema a fondo, hay remedios a que contribuyen a mejorar el aliento:
- Tras el cepillado, enjuágate con infusiones de romero, tomillo, menta o hierbabuena.
- Mastica una hoja de menta o perejil.
- Toma un grano de café a modo de caramelo.
- Comer una manzana para mantiene las encías fuertes y sanas.
El yogur natural contiene bacterias activas que combaten el mal aliento de la halitosis, las caries y gingivitis.