No todos son iguales ni tienen los mismos motivos. A veces resultan dolorosos y, otras, nos informan de que existe algún trastorno orgánico serio.

En lactantes

Hay que distinguir entre el vómito y la regurgitación propia de los lactantes, por la cual expulsan restos de alimentos sin esfuerzo ni dolor. Esta va disminuyendo durante los 12 primeros meses hasta desaparecer. Se producen porque a esa corta edad, la longitud del esófago es insuficiente y el cardias (válvula que comunica esófago y estomago) no cierra bien. Si los vómitos se repiten, acude al médico.

Si son esporádicos, debes tener en cuenta:

  • No muevas mucho al bebé. Procura que su postura después de comer sea perpendicular u oblicua respecto al suelo.
  • No te excedas en la cantidad de comida. Para darle el biberón, no debes recostarlo demasiado, sino que debe estar parcialmente sentado.
  • Observa si ha cambiado su apetito, sueño, sed, llanto, actividad o si ha orinado.

En niños pequeños

Suelen aparecer bruscamente y casi siempre son indicio de infecciones (otitis, gripes, infecciones urinarias o respiratorias). Además, suelen acompañarse de fiebre. Si aparecen gradualmente puede tratarse de reflujos o gastritis. Los niños alérgicos pueden vomitar por las náuseas que les causa tener restos de secreciones en la faringe o por el mareo.

Si se trata de meningitis, el vómito sale con fuerza y va acompañado de otros síntomas como fiebre alta y rigidez en el cuello. Siempre es el medico quien debe establecer un diagnóstico. No olvides que:

  • Los vómitos pueden ser base de haber comido mucho sin haber masticado bien.
  • Puede ser alergia a alimentos, así que observe que ha ingerido antes de vomitar.
  • Causas psicológicas: para llamar la atención o después de una rabieta.
  • Una vez ha vomitado conviene que guarde reposo.

En personas mayores

Muchos ancianos sufren dispepsia (alteraciones en el sistema gastrointestinal con subidas de sustancias del estómago a la boca, acidez o malas digestiones).

Sobre todo, se ve afectada la conducción del alimento, de la boca al estómago. El cardias ya no cierra bien y ambas cosas provocan vómitos. Conviene:

  • Evitar el calor excesivo, bebiendo mucha agua y manteniéndose fresco.
  • Comprobar que no es fruto del abuso de medicinas.
  • Vigilar a los que viven solos, ya que muchos descuidan la nutrición: no comprueban que los alimentos estén en buenas condiciones, no pueden cocinar, deben consumir pocas grasas y que hagan ingestas moderadas.
  • No es recomendable recostarse después de comer.

En embarazadas

La gestación puede conllevar vómitos y nauseas.

Esto se da porque el feto, al crecer en el útero, presiona los órganos cercanos y por eso el estómago se expande hacia arriba, el cardias no acaba de cerrar y es fácil que el contenido gástrico sea expulsado. Además, debido a los cambios hormonales, el contenido del estómago se vuelve más acido. Es aconsejable:

  • Evitar recostarse totalmente durante el día. Mejor usar un sillón que la cama o ponerse almohadas para tener la cabeza más elevada.
  • Tomar un poco de leche para combatir la acidez.
  • Consultar al médico si se pueden tomar antiácidos.

A veces tomar una galleta salada antes de levantarse acaba con las náuseas.