No dudes en cuidar tu corazón como si de un tesoro se tratase. Los estudios cardiológicos establecen que entre un 10 y un 15% de los pacientes tienen antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular, especialmente cardiopatía isquémica (a alguna zona del corazón no le llega suficiente sangre). El control debe ser más riguroso si en tu familia hay casos de hipercolesterolemia o si alguien ha sufrido un infarto de miocardio, una angina de pecho o un ataque cerebral. Eso ya es, por sí mismo, un factor de riesgo al que no hay que añadir otros, como el colesterol, el tabaco, la hipertensión, la ansiedad, diabetes o el sedentarismo.

Si en tu vida coinciden varios de ellos, plantéate sin perder tiempo un cambio de vida.

El riesgo de desarrollar una enfermedad coronaria se incrementa según aumentan los niveles de colesterol en la sangre y la presión sanguínea. La mujer debe vigilar su tensión durante el embarazo y en la menopausia.

Indicios y diagnósticos

Debes estar atento si los factores de riesgo que acumulas te ponen en un estado alarmante. En internet existe la facilidad de realizar test que te permiten calcular ese riesgo. Pero además hay momentos en que no cabe la duda: si sientes un fatigoso dolor en el pecho, como si te estuvieran presionando fuertemente, y la molestia se traslada a los hombros, cuello y brazos, además de sentir nauseas, mareos y la dificultad para respirar, busca ayuda urgentemente.

Para corroborar el diagnóstico, los especialistas hacen una exploración física y registran la actividad eléctrica del corazón con el electrocardiograma. Cuando los resultados son normales (algo frecuente), también recurren a otras pruebas más específicas como la de esfuerzo, el ecocardiograma o la coronariografía virtual.

¿Cómo prevenirlos?

La estrategia más adecuada consiste en crear hábitos de vida y condiciones de salud que disminuyan notablemente el riego de padecer la enfermedad cardiovascular. Obviamente, si eres un fumador, lo primordial es abanador el hábito. El alcohol es otro de los enemigos de la salud del corazón. También se debe practicar ejercicio físico muy seguido.

Por ejemplo, andar en bicicleta más o menos una hora a un paso cómodo o caminar deprisa una vez al día. Disminuir el sobrepeso y seguir una dieta equilibrada, esto ayuda a mantener este órgano sano.

Recomendación:

  • Disminuye el consumo de embutidos, enlatados y carnes rojas.
  • Utiliza aceite de oliva en vez de mantequilla.
  • Evita platos que contengan vísceras (sesos, riñones, intestinos e hígado).
  • Establece la soya en tu dieta. Diversos estudios demuestran que ayuda a reducir el colesterol dañino
  • Es importante mantener una actitud alegre.
  • No consumas productos elaborados con aceite de palma.