Si por las apariencias nos guiaramos nunca jamás nos atreveríamos a comernos una piña. Su cubierta llena de espinas, coronada por una sarta de hojas filosas, puede ser especialmente peligrosa al tacto, sin mencionar lo que ocurriría si a alguien se le ocurre ponerle la lengua encima. Pero, por suerte, sabemos que los más grandes tesoros suelen venir resguardados por este tipo de artilugios naturales: reservado a unos pocos que tengan el coraje de lidiar con una dura capa de púas, en su interior se puede degustar el corazón de la piña. Su intrigante sabor –en el que la dulzura y acidez se debaten en lucha interminable- la ha convertido en uno de los alimentos más cotizados de todos los tiempos.

¡La piña da la cara!

Como exfoliante e hidratante facial, la piña también tiene lo suyo. Basta con licuar una pequeña cantidad, esparcirla cuidadosamente sobre el rostro y dejarla actuar por 10 o 15 minutos, luego retirarla con agua tibia y limpiarse la cara con un jabón de pH balanceado.

¿Por qué duele comer piña?

No se trata de morder la peligrosamente aguijoneada cubierta protectora, sino comer pulpa en exceso. Si eres de los fanáticos, quizás hayas podido comprobar que “mucho de una cosa buena puede hacerte daño”. En este caso, el molesto ardor experimentado por los piñeros acérrimos tanto en paladar como la lengua, responde a cristales microscópicos de ácido oxálico que se insertan en el tejido blando de la boca cuando la fruta es consumida en grandes cantidades.

Una buena noticia: solucionar el problema no implica dejar a un lado la peligrosa labor de comerla. Si la hierves durante un par de minutos antes de llevártela a la boca, notaras como mejora la situación.

¡Que piña con la celulitis!

Uno de los males más espantosos y antiestéticos es la nefasta celulitis. Nadie parece estar a salvo de ella: no es necesario que tengas sobre peso para sufrirlo, aunque está claro que mientras más grasa acumules y menos tonicidad tengan tus músculos, más probabilidades hay de que te conviertas en su víctima.

Los remedios para tratarla se consiguen como arroz y quizá no sea muy difícil seleccionar uno que se adecue a tus necesidades. Lo primero que debes intentar es un tratamiento natural, y es ahí donde entra la piña al rescate: una infusión diaria preparada con esta fruta, combinada con una dieta baja en calorías y balanceada en términos de nutrientes, te ayudará a devolverle la tersura a tu piel.

Un mes es todo lo que necesitas para observar y palpar resultados.

Antiséptico también

Si se hierbe y muele, la piña funciona como un excelente remedio para limpiar heridas infectadas y necróticas, ya que posee la capacidad de disolver los tejidos muertos sin afectar para nada el funcionamiento de las células vivas.