Entre la festividad de la Candelaria y Santa Ageda, en las provincias de Bizkaia y Gipuzkoa celebramos la tradición de San Blas. Esta ancestral rutina se repite cada 3 de febrero y consiste en comprar uno de estos característicos cordones de algodón para después bendecirlo y llevarlo durante 9 días consecutivos. Pasados esos días, quemamos el cordón y nuestra garganta estará a salvo de laringitis, amigdalitis, faringitis u otras enfermedades que afectan a la garganta.

Transmitida de generación a generación, San Blas cuenta con un gran seguimiento e invade la práctica totalidad de las plazas populares del País Vasco.

Huele a anis y a la proximidad del carnaval. Su tradición se extiende a bendecir también los alimentos e, incluso, los animales regalándoles espigas bendecidas.

San Blas, una tradición del invierno

Aunque el origen de la tradición de San Blas es desconocida existen varias interpretaciones al respecto. Se dice que este eremita tenía el don de la sanación y era habitual que personas y animales acudieran a su cueva para pedirle ayuda. Otra de las especulaciones apunta a que tras una epidemia comenzaron a bendecirse los alimentos y eran llevados a la iglesia colgados de cordones u alambres de colores.

Sea como fuere, su arraigo tiene mucho que ver con la estación en la que nos hallamos. Las gélidas temperaturas del invierno causan estragos en las vias respiratorias, siendo los resfriados, gripes, otitis, faringitis o sinusitis las enfermedades de mayor incidencia durante estos meses.

¿Sabes que en invierno se prodigan hasta 12 variedades distintas de virus que atacan al sistema respiratorio o que existen más de 100 variedades de gripe? A las recomendaciones generales de lavarnos las manos y darnos antiséptico, estornudar sobre las mangas, habernos vacunado, evitar los lugares cerrados y concurridos o priorizar el consumo de cítricos, ¿por qué no añadir la tradición que celebramos hoy?

Enfermedades que empeoran en invierno

Patologías articulares como la osteoartritis o la artritis reumatoide, al igual que la fibromialgia o síndrome de fatiga crónica ven agravados la rigidez matutina que limita el movimiento, la debilidad muscular o el dolor que imposibilita el descanso en los días de frío y humedad, propios del invierno.

¿Conoces el síndrome de Raynaud? A esta patología cutánea no le vienen nada bien el frío y el estrés. Razón por la que tiende a empeorar durante los meses de frío. Los cambios repentinos de coloración de la piel, seguidos de intervalos de palidez y enrojecimiento, pueden degenerar en estadios más avanzados en los que la hinchazón causa úlceras o gangrena.

Con o sin cordón de San Blas no olvides proteger tu nariz y boca del frío. Agénciate unos calcetines bien gorditos y un gorro, ya que la mayor parte del calor corporal lo perdemos por los pies y la cabeza.