La práctica de mindfulness ha irrumpido con fuerza en la sociedad actual y lo ha hecho para quedarse a juzgar por esa legión de practicantes que defienden con rotundidad este método terapéutico que reduce exponencialmente el nivel de estrés y ayuda a gestionar las emociones. El interés en esta práctica ha crecido al mismo ritmo que el de los científicos que apuestan por llevar a cabo investigaciones para determinar no sólo los beneficios de mindfulness, sino también en qué manera incide este procedimiento terapéutico en el funcionamiento del cerebro.
Precisamente la investigación se está centrando en los cambios neuroplásticos que se producen con mindfulness en la estructura y en la función de algunas áreas del cerebro, como las relacionadas con la atención, la emoción y la conciencia de uno mismo. De esta manera, la investigación sigue avanzando para determinar los cambios en la morfología del cerebro que conlleva la práctica de mindfulness
Mindfulness desarrolla técnicas de atención plena con el fin de vivir con toda intensidad y de forma plena el presente, sin que las emociones nos arrastren a una vida que sale de nuestro control. El entrenamiento de la atención plena de manera constante reporta importantes cambios en la vida de una persona.
Así, las investigaciones científicas apuntan a que con mindfulness se reducen los niveles de cortisol, que es la llamada hormona del estrés. De esta forma, cuando una persona comienza a incorporar a su vida las técnicas de atención plena, se siente mucho menos estresada en su rutina diaria.
La alarma de que los niveles de cortisol son elevados salta cuando la persona sufre cambios en su comportamiento habitual, como irritabilidad exacerbada o arranques de ira, y algunos síntomas físicos que frecuentemente se reflejan en dolores de cabeza, palpitaciones e hipertensión.
Según un estudio publicado en 2013 en la revista Health Psychology la liberación de cortisol se reduce de forma significativa con mindfulness, una práctica que ampara la Psicología.
Por otra parte, el entrenamiento de la atención plena tiene una repercusión altamente positiva en la gestión de las emociones y los estados de ánimo, según determina un estudio realizado en la Universidad de Utah.
El estudio refleja, además, que mindfulness se vincula con una mejor calidad del sueño, ya que disminuye la activación a la hora de dormir. En concreto, la práctica ayuda a regular los niveles de melatonina que es una hormona que el cuerpo segrega con la oscuridad y que regula el ciclo del sueño.