El caso de una mujer que falleció en Estados Unidos a causa de una infección provocada por una bacteria resistente a todos los medicamentos del mercado ha provocado la alarma a nivel mundial en el ámbito sanitario. Es una realidad que cada vez se registran con más frecuencia casos de resistencia a los antibióticos, lo que conlleva una amenaza relevante para la población.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que la resistencia a los antibióticos se produce cuando las bacterias van mutando en respuesta a la administración de los fármacos.
En el caso de la mujer fallecida, de 70 años, la infección se produjo por la bacteria Klebsiella pneumoniae. El fenómeno de la resistencia a los antibióticos supone una grave amenaza para la OMS, que recomienda un cambio determinante a la hora de prescribir los antibióticos por parte de los facultativos y veterinarios pero también de los usuarios en la utilización de estos fármacos.
La OMS advierte que si no se modifican los comportamientos actuales, las infecciones que hoy en día son benignas gracias a los tratamientos farmacológicos, pueden adquirir un carácter peligroso para la población. Así, se está corroborando que infecciones como la neumonía o la tuberculosis cada vez son más resistentes a los antibióticos, con los consiguientes efectos negativos para los enfermos.
Es evidente que los tratamientos médicos se prolongan de forma destacada si el paciente recibe un rosario de fármacos y que el coste económico se dispara considerablemente en estos casos. El uso indiscriminado de antibióticos puede propiciar la aparición de cepas resistentes. De ahí que la OMS advierta sobre los beneficios de llevar a cabo un consumo moderado de los antibióticos.
En España el 47% de los ciudadanos consumieron antibióticos en el último año, según un informe especial del Eurobarómetro publicado en 2016. Esta cifra tiene una enorme relevancia, teniendo en cuenta que España se sitúa en segundo lugar en el consumo de antibióticos de la Unión Europea, tan sólo superada por Malta y que la media europea es de un 34%.
Las diferencias en el consumo de antibióticos por parte de los españoles son patentes con respecto a países avanzados como Holanda, cuyo consumo se sitúa en un 20% y Suecia, con un 18%. Además, España es uno de los países que registra un mayor número de cepas resistentes a los antibióticos, según indica la Asociación para el Descubrimiento de Nuevos Antibióticos en España (AD-ES).
El consumo prudente de los antibióticos es necesario con el fin de contribuir a paralizar el desarrollo de bacterias resistentes, que son una amenaza global para la salud de la población. Hay que tener en cuenta que si la eficacia de los antibióticos se va perdiendo, se verán afectadas de forma directa algunas intervenciones que caracterizan a la medicina moderna. Entre ellas, las intervenciones quirúrgicas, los trasplantes de órganos y los tratamientos de quimioterapia.