La 'Ley Trans' impulsada por el Ministerio de Igualdad de Irene Montero ha sido puesta en vigor oficialmente tras la presentación de su borrador hace unos meses. Esta ley aboga por la autodeterminación de género y sexo sin la intervención de terceras personas y permitirá a las personas transexuales o transgénero definirse como prefieran en el Registro Civil sin necesidad de un diagnóstico médico o psicológico para no patologizarlas. El trámite podrá comenzar a hacerse a partir de los 14 años de edad, siendo los menores acompañados por sus progenitores.

Se pretende proteger a este colectivo frente a los delitos de odio apostando por la inclusión y diversidad y llegando a penalizar con elevadas multas.

Claves de la Ley Trans impulsada por el Ministerio de Igualdad

La principal idiosincrasia de esta ley es que cualquier persona podrá identificarse con el sexo que desee sin certificación médica para agilizar los procesos burocráticos o permitir a la persona identificarse en el marco judicial mientras está transicionando, existiendo la posibilidad de reversibilidad durante seis meses y siendo más complicado pasado este período para evitar posibles fraudes. Así permite que la persona trans no se vea obligada a operarse ni a hormonarse salvaguardando su salud.

Por otra parte esta ley se anexiona a otros principios como la abolición de las terapias de conversión destinadas a modificar la orientación o identidad sexual o la expresión de género de la persona.

Fricciones en el feminismo tras la entrada en vigor de la ley

Dentro del sector feminista ya había disidencias desde el primer momento que se presentó el borrador y ha supuesto un aluvión de críticas a Irene Montero, ministra de Igualdad, por creer que con esta ley se niega la realidad biológica de la Mujer y se tapa su desigualdad histórica basada en el sexo.

Este es uno de los motivos por los que el PSOE rechazaba incluir el género 'no binario' en las casillas. Por otra parte se teme que hombres autodenominados mujeres trans ocupen los espacios reservados únicamente para mujeres con el fin de vulnerar su integridad, como sería el caso de los vestuarios o servicios. Esta ley también supone que, por ejemplo, en las competiciones deportivas la persona trans compita conforme a su nuevo sexo, algo que ha puesto en el punto de mira las desigualdades físicas evidentes entre ambas fisionomías.

Además, esta ley, según las feministas transexcluyentes, estaría basada en las peculiaridades de género que el feminismo intenta abolir creyendo que la identificación del colectivo trans se focaliza en las connotaciones de masculinidad y feminidad y no en la identidad en sí. A pesar de todas las controversias, la Ley Trans ya es una realidad y multitud de personas en la Semana del Orgullo salían a las calles portando banderas de los colectivos Trans y LGTBI para celebrar un paso adelante más en la igualdad de derechos de todos los ciudadanos.