Puigdemot ha vuelto al colegio. Según las imágenes de la prisión de Neumünster, en Alemania, el trato que el resto de presos le ofrecen y el menú que se le está sirviendo para comer, el expresident se encuentra en lo más parecido a un colegio privado.

Entre ladrillos anaranjados, alguna bandera independentista y trozos de cartón con peticiones de su libertad escritas en alemán, Carles es tratado con respeto. Además sus compañeros de prisión se preocupan por él, según la directora de esta cárcel.

Puigdemont está consumiendo mucha carne en Alemania...

Filete de solla (un pescado típico del Mar Báltico) con mostaza de Dijon y patatas para el sábado. Filete de carne picada a la pimienta con judías y patatas el domingo. Y ragú de ternera con verduras y pasta ayer lunes. A la noticia se le añade el postre: arroz con leche.

Pese a ser un prófugo y haber huido de un país en el que se le pretendía juzgar por actos inconstitucionalistas, el interés por su dieta entre rejas es mayor que el que cabría esperar ¿En qué momento se nos ocurriría pensar que esta es una preocupación? En ninguno. La prensa está sacando tantos beneficios de la alocada personalidad de Carles, que más que una realidad política, parece una tira cómica de El Mundo Today.

Como ya sabrán, El Mundo Today se trata de una redacción que elabora noticias disparatadamente falsas con un toque de humor a la vez que tratan temas polémicos y actuales.

No sería descabellado pensar que sus editores se plantean contar las aventuras de Puigdemont sin modificar ningún hecho, pues ya suenan inverosímiles por sí solas.

¿Lo que está pasando con Puigdemont es real?

Lo que está claro, es que cada nueva noticia sobre este personaje -que poco a poco va logrando tener ese carácter histórico de extremismo e ingenio- resulta alejada de la política y cercana a una trama de Netflix.

Evidentemente, lo que está pasando es real, y está dando una publicidad al independentismo divertida y bastante original. Este hombre con el flequillo de Daniel el Travieso recorriéndose Europa mientras huye de leyes que considera injustas, es juzgado éticamente como un sinvergüenza por unos, y venerado como una estrella del Rock por otros.

Por esto precisamente cuesta creerlo todo, hace tiempo que Puigdemont ha dejado de ser consciente de la realidad en la que vive o de la que huye. Y si alguien no es plenamente consciente de cómo son considerados sus actos, no se le puede juzgar a la ligera ¿Habría que ponerle los pies en la tierra? De eso está tratando todo este revuelo. Aunque algunos saquemos una moraleja de ironía y humor, habrá un momento en el que se acabe el arroz con leche, vuelva a España y deje de actuar a sus anchas.