La preocupación de algunos políticos de que en Catalunya ocurra un "enfrentamiento civil" es evidente. Después de esta Semana Santa este temor pasó a ser una posibilidad.
El líder del PSC (Partido de los Socialistas de Cataluña), Miquel Iceta, comentó en una entrevista publicada en el diario La Razón que si estos "brotes de violencia" siguen ocurriendo, se puede transformar todo en una lucha civil. Los catalanes al parecer se están tomando las leyes y la justicia por mano propia. Según Iceta, la población se encuentra dividida y si no detienen este problema a tiempo, habrá consecuencias mayores de las que después se pedirán responsables.
Nacionalistas vs. independentista
Según una encuesta del Centre d'Estudis de Opinió de la Generalitat (CEO) un 48,7% de la población catalana está de acuerdo con la independencia, pero un 43,6% no quiere separase de España. Aunque, los últimos mencionados no son mayoría, conocidos como constitucionalistas, representan una parte importante de los habitantes de Catalunya.
En las últimas semanas han ocurrido ataques de nacionalistas contra los constitucionalistas, como sucede con Albert Boadella, líder de Tabarnia, quien en una entrevista a Sexto Poder denunció las constantes agresiones que recibe por parte de ese grupo. O las frecuentes protestas de los independentista que impiden a un porcentaje de la población llevar una vida normal.
Por lo que se cree que el problema de los enfrentamientos pueda crecer y generar un enfrentamiento civil que no tenga vuelta a atrás.
Semana Santa de terror
Esta Semana Santa en Catalunya estuvo repleta de protestas por todos lados. El soberanismo tomó las calles para hacer escuchar sus ideales y por estar en contra de los encarcelamientos ocurridos en los últimos días de los líderes independentistas, entre ellos Carles Puigdemont.
Los eventos acontecidos estuvieron organizados por el Comité de defensas a la república (CDR). El comité escogió esta semana para aprovechar el tráfico de gente por el turismo y colapsar los movimientos de la carretera y de esta forma lograr un mejor impacto.
La idea del CDR era hacer mucho ruido en las calles, para justificar una huelga general más adelante.
En algunas protestas asistieron de ciento a miles de personas bajo las consignas "Afuera las fuerzas de ocupación" o "Las sonrisas se han acabado". Unas fueron pacíficas y otras no tanto, que tuvieron como resultado gente herida y detenidos. También hubo carreteras cortadas por neumáticos quemados, colas infinitas, transportistas enfadados y quema de fotos del rey y del juez Llarena.