Aunque no ocurre en todas partes, generalmente la capital de una ciudad es aquella donde se encuentran las Cortes. Es lo que pasa con Madrid, que se convirtió en capital del reino en el momento en que Felipe II decidió trasladar las Corte a la ciudad del centro peninsular. Y así ha sido hasta nuestros días, excepto con la breve ocurrencia del duque de Lerma, valido del rey Felipe III, que decidió trasladar la corte de Madrid a Valladolid durante cinco años.

Sin embargo, poca gente sabe que Madrid, antes de ser capital de lo que conocemos como España, lo fue de un lugar tan exótico como lejano: nada más y nada menos que de Armenia.

Castilla salva al rey de Armenia

Para conocer está curiosa y rimbombante historia, hay que remontarse a 1375. León V de Lusignan era rey de Armenia por aquel entonces; a pesar de que era un soberano más o menos aceptado, su condición de rey cristiano hizo que fuera secuestrado por los mamelucos. Fue llevado hasta El Cairo, donde fue hecho prisionero al no querer abrazar el islam.

Que hubiera un rey cristiano en tierras tan cercanas a los territorios islámicos, interesaba a las monarquías europeas.

Por tanto, tomaron cartas en el asunto para intentar liberar a León V de Lusignan de su prisión en Egipto. Cuando parecía que su liberación era imposible, entró en juego el rey Juan I de Castilla, que consiguió salvar al rey de Armenia de una muerte anunciada.

No se sabe por qué Juan I de Castilla mostró tanto ímpetu en rescatar a un completo desconocido. Pero lo cierto es que León V de Armenia no solo fue liberado, sino que después de visitar al Papa Clemente VII, llegó a la Península Ibérica colmado de honores y riquezas.

Madrid, capital de Armenia

En España, el rey de Armenia estuvo en la boda de Juan I con doña Beatriz en Badajoz. También tuvo la oportunidad de visitar Santiago de Compostela y rendir homenaje al Apóstol en la ciudad gallega.

No obstante, lo que más llamó la atención fue el curioso regalo que en 1384 realizó el monarca castellano a León V: fue nombrado señor de Guadalajara, Ciudad Real, Andújar...y Madrid.

Esta última tuvo que ser la posesión que más llamó la atención al rey armenio, pues decidió traerse a todos los miembros de su Corte en Armenia a Madrid. De pronto, la ciudad se vio gobernada por personas que venían de tierras lejanas, que no sabían castellano y que alucinaban con la decisión de su señor.

Los madrileños tampoco tuvieron que estar muy contentos y comenzaron a realizar protestas enérgicas a Juan I de Castilla. La situación tuvo que ser tan estrámbotica que el propio rey castellano prometió a los vecinos de Madrid que cuando León V de Armenia muriera, la ciudad volvería a ser íntegramente castellana. León V de Armenia falleció en 1393, por lo que madrileños fueron durante 9 años, salvando las distancias, de nacionalidad armenia.