El 18 de marzo, las Fuerzas Armadas Turcas (TAF) y el Ejército Libre Sirio (FSA) establecieron el control total de la ciudad de Afrin, principal bastión de las Unidades de Protección Popular (YPG), en el noroeste de Siria.
La llegada a Afrin
Las unidades de esta fuerza combinada de militares turcos y rebeldes, comenzaron a entrar en la ciudad anoche, en medio de enfrentamientos con las YPG, y tomaron la ciudad al mediodía.
Las YPG no habían logrado ningún tipo de acuerdo con la alianza sirio-rusa-iraní sobre Afrin, y se habían visto obligados a abandonar la ciudad bajo la presión turca. Según informes, una gran parte de los milicianos de las YPG y civiles huyeron hacia la provincia de Alepo, controlada por el gobierno sirio.
El presidente turco Recep Tayib Erdogan anunció oficialmente que Afrin había sido ocupado.
"El centro de la ciudad de Afrin quedó completamente bajo control a las 8.30 a.m", dijo durante su discurso en la ceremonia del 103º aniversario de la Campaña de Gallipoli. "Tendremos que dar los pasos necesarios para reconstruir Afrin, levantar su infraestructura, y borrar el rastro de los terroristas".
"No estamos allí para ocupar (la ciudad), sino para eliminar a los grupos terroristas y lograr la paz en Afrin", agregó Erdogan. Sin embargo, los expertos dudan de que las fuerzas turcas abandonen a corto plazo la ciudad siria.
El conflicto que se reproduce en Siria tiene varias ramificaciones y repercusiones internacionales. Turquía lucha para evitar la formación de cantones kurdos en su frontera este, mientras que los EEUU apoyan a los kurdos en la lucha contra algunos grupos islamistas.
Turquía ha sido acusada en numerosas ocasiones de financiar y armar a grupos que combaten al régimen del Asad.
Una complicada situación geopolítica
Por otro lado, Rusia e Irán se esfuerzan por recuperar el control del Guta, desde donde se realizan ataques frecuentes a la capital siria, Damasco.
Para complicar más la situación, Israel y Arabia Saudita acusan a Irán de expansionismo en la zona, y de querer formar un arco shií en todo Oriente Próximo.
Al conflicto sectario y confesional se unen los intereses de las potencias internacionales-Rusia, China y EEUU- por controlar diferentes áreas de influencia, tanto en Siria como en Irak.
Queda por ver si el nuevo secretario de estado norteamericano, Mike Pompeu, conseguirá llegar a un acuerdo con sus rivales, o por el contrario, está decidido a acabar con el acuerdo nuclear con Irán, lo que probablemente provocaría una nueva guerra en la zona.