La situación de los miembros de la política catalana, que desean la independencia de España, está hoy más complicada que nunca. Es que la Justicia dictaminó que Oriel Junqueras, líder del movimiento Esquerra Republicana y ex Vicepresidente de la Generalitat (Gobierno catalán), siga en prisión preventiva. Hace ya dos meses que el funcionario se encuentra en la prisión madrileña de Estremeras, luego de que se le condenara a cárcel sin fianza como medida cautelar.
Luego del Referéndum (y la brutal represión que la siguió) del pasado 1 de octubre, el Gobierno español aplicó el artículo 155 de su Constitución, el cual autoriza la intervención de cualquiera de las regiones autónomas que componen el territorio español. Ya han pasado algunos meses desde éste hecho, y actualmente todos los miembros que componían la Generalitat se encuentran bajo la jurisdicción del Tribunal Supremo.
Junqueras, así como Puigdemont y los demás responsables del intento de independencia, están acusados de malversación de fondos, sedición y subversión, entre otros cargos, los que representan una pena de 30 años de prisión.
Una unión no tan unida
Por otro lado, hoy la unión entre los separatistas se ve más acentuada que nunca. Ya en los comicios del pasado 21 de diciembre, se presentaron en dos listas separadas: Puigdemont con Juntos por Cataluña, y Junqueras con Esquerra Republicana (el primero resultó victorioso, aunque por una diferencia mínima).
Luego de ésta victoria, el político sostenía que éste triunfo le daba la autoridad para restituir el Gobierno desplazado por Mariano Rajoy. Sin embargo, hoy la situación es muy distinta, ya que Puigdemont (junto con otros cuatro ministros) se encuentran en Bélgica, en condición de prófugos de la Justicia española.
A pesar de la promesa del ex presidente de volver pronto a España, él y sus ministros son muy conscientes de que serían arrestados apenas lleguen al país.
Desde Esquerra Republicana le han prometido su apoyo siempre y cuando regrese a la península y se ponga a disposición de la Justicia, cosa que, de momento, Puigdemont se rehúsa rotundamente.
La "ceremonia telemática" de Puigdemont
El funcionario ha propuesto una extravagante alternativa para asumir el control de Cataluña: realizar una "ceremonia telemática"; medida que no parece realizable, y que ha sido rechazada por muchos miembros de la política de la región. Así, la sesión de investidura puede resultar simplemente una fachada, entre un político refugiado en Bélgica y otro en una cárcel de Madrid.