Quien esté al tanto de la actualidad política en España, sabrá de manera sobrada la gran repercusión que ha obtenido Ciudadanos, la formación de Albert Rivera, en todo el territorio español, en especial Cataluña. Ciudadanos fue, junto con Podemos, la fuerza política que se alzó para combatir el bipartismo reinante entre PP y PSOE. Estas nuevas fuerzas políticas han pretendido abrir los ojos a las personas y hacerles ver que existe una alternativa. En definitiva, han querido hacer ver que puede haber una nueva forma de hacer política y que no todo tiene que pasar por los viejos partidos.
El ascenso de Ciudadanos
El éxito de Ciudadanos ha sido dado por varios factores. El primero es la necesidad de encontrar soluciones alternativas a una situación que va cada vez peor, las crisis en España. El segundo factor a tener en cuenta a la hora de valorar dicho éxito es su discurso anticorrupción, pues los españoles han podido comprobar con sus propios ojos cómo el demonio de la corrupción ha ido azotando a los viejos partidos por igual (Gurtel, ERES, etc). Dicho discurso es, sin duda, uno de los más simbólicos y caracteristicos dentro de la formación naranja, pues desde que empezaron hasta el día de hoy mantienen su postura acerca de que la corrupción hay que combatirla.
Muchas son las voces, sobre todo por parte de la izquierda, que acusan a Ciudadanos de ser una simple muletilla del sistema y un partido que se asemeja mucho al Partido Popular.
Lo cierto es que, haciendo caso omiso a dichas acusaciones, hay que reconocer el gran mérito que tiene el haber conseguido alzar un partido y colocarlo hasta tal punto de poder competir en unas elecciones generales contra el ya mas que conocido bipartidismo.
Las palabras desafortunadas de Arrimadas
Sin embargo, no todo son sonrisas dentro de la formación naranja.
Recientemente Inés Arrimadas ha realizado un comentario que no ha sentado bien en algunos sectores, sobre todo en el feminista. La diputada en el Parlamento de Cataluña ha quedado en el ojo del huracán después de admitir públicamente que no apoyaba la huelga feminista del 8-M.
El argumento que dio Arrimadas fue simple: "Algunas de esas reivindicaciones van en contra del sistema capitalista".
Cabe mencionar que durante la entrevista Arrimadas dijo que se consideraba feminista, pero siempre y cuando se luchase por la igualdad plena y real.
Dichos comentarios hicieron que sectores feministas se le echasen encima.