Se utiliza el término de populista entre los políticos para señalar a alguien con un carácter de intolerancia y demagogia. No obstante el término de populismo es impreciso dentro de las ciencias políticas. Se estudia el populismo en la ciencia política, la sociología y la historia. Sin embargo, este término ha sido utilizado de diferentes formas. En América Latina, se aborda como un carácter histórico y en cada país de manera particular. Por lo tanto, el populismo venezolano, peruano y mexicano son distintos.
Para designarlo se buscan personajes para dar un modelo y en base a este se formulan hipótesis, desde las tres disciplinas antes mencionadas incluyendo la económica para dar una explicación de su aparición.
Este modo de estudiar el populismo se llevó a cabo hasta los ochenta, se caracteriza por darle prioridad en el estudio de este fenómeno en América Latina, El populismo visto desde esta perspectiva señala la existencia de una política casi pasiva, en la cual no busca transformar el orden de dominio presente, sino la movilización de las masas a su favor. Este es el enfoque clásico del populismo, dado por Di Tella. Por otro lado, Carlos M. Vilas ve al populismo como un fenómeno de urbanización acelerado, donde los intereses de grupos selectos incorporan a las masas en la vida político institucional.
Ludovico Incisa expone al populismo como una fórmula política donde se considera al pueblo un conjunto social homogéneo provisto de valores positivos, permanentes y específicos.
Otra manera de estudiar el populismo, es fuera de su contexto histórico rescatando las características más importantes y hacer una idea más general de lo que es el populismo. Desde esta perspectiva, los populistas son políticos halagadores del pueblo. El fenómeno del populismo hace del pueblo un tribunal de la política, para juzgar lo moral e inmoral.
El político populista se vuelve la voz del pueblo y por tanto si él no está de acuerdo con algo es porque el pueblo no está de acuerdo con ello. El populismo no se puede llamar de izquierda o derecha, de hecho es contingente, depende de la situación en la cual esté inmerso responde a la mayoría.
¿Quiénes son la mayoría?
Las clases sociales se pueden ver como una flecha en vertical, los de arriba denominados la élite y los de abajo, todos los demás.
En los de abajo es de donde el populismo tiene fuerza y terreno. Los juicios morales los hace en favor del pueblo.
El populismo es importante dentro de una democracia. Una democracia, en términos simples, es el poder de la voz del pueblo. El nacionalismo es un claro ejemplo de populismo. La idea de un gobierno nacionalista es una idea que responde al populismo, donde el poder descansa en manos del pueblo. En el caso nacionalista, el pueblo, no son los que pisan el mismo suelo, sino los que nacieron en el mismo suelo, denominado también, el pueblo original.
El populismo aparece en crisis democráticas. Cuando la injusticia es predominante en el sector democrático, es una respuesta en defensa de la inconformidad colectiva.
Aparece en crisis sociales, económicas y/o sociales. Se alimenta de los miedos sociales, problemas económicos y la debilidad de la organización social.
El populismo siempre se verá como una cura, se muestra como la lucha, en favor, de la solución necesaria. La solución es la intervención del pueblo en la élite, vista como un grupo social al margen del pueblo. No obstante, al pueblo al cual se dirige es inexistente. Al ser de todos es, al mismo tiempo, de nadie. Se expone como un rostro cambiante, a favor de la mayoría. No obstante su visión es solo superficial, es un ideal flexible y manipulable. La idea del político socialista es “el pueblo soy yo”, por lo tanto se vuelve un autoritario, con es disfraz de la impersonalidad llamada pueblo.