El presidente de la Comisión Europea, Jean- Claude Juncker, ha asegurado hoy en una entrevista a Euronews que el conflicto por la independencia de Cataluña es un problema interno de España y que, por lo tanto, la opinión de Bruselas es firme: "Lo que digan las Cortes y el Constitucional".

Sin embargo, juncker también ha afirmado que, en el caso de que finalmente se produjera dicho referéndum y el resultado fuera sí, Europa respetaría esa elección. Ante la polémica suscitada tras esta declaración, un portavoz de la Comisión Europea ha querido esclarecer la cuestión.

Según este, la posición de Bruselas es que "La decisión del Tribunal Constitucional debe ser respetada y, por lo tanto, el resultado del referéndum solo puede ser aceptado si se cumple esta condición".

Entusiasmo en el independentismo

El malentendido por las declaraciones de Jean- Claude Juncker ha sido rápidamente reinvindicado por los indepedentistas. El vicepresidente de Cataluña y líder del partido Esquerra Republicana publicó en la red social Twitter la declaración del presidente de la Comisión en la que afirmaba que se respetaría el resultado del referéndum, omitiendo su apoyo a la decisión del Tribunal Constitucional y de las Cortes.

Varios portavoces de la Comisión Europea han comparecido para esclarecer estas declaraciones y reiterar su total apoyo a las decisiones tomadas por las Cortes españolas y el Tribunal Constitucional.

Aseguran que Bruselas tiene como política habitual no inmiscuirse en los asuntos internos de cada país, alegando que no son nadie para cuestionar las decisiones tomadas por las autoridades españolas.

Cataluña en la Unión Europea

En esta entrevista concedida a Euronews, en la que el presidente de la Comisión respondía también a las preguntas de espectadores, Juncker ha recordado que en el caso de que Cataluña se independizara de España algún día siguiendo los trámites legales, esta dejaría de pertenecer a la UE.

Su salida de la Unión sería inmediata y su reincorporación conllevaría un largo tiempo. Cataluña debería iniciar los procedimientos para su nuevo ingreso, al igual que cualquier otro país y debería seguir los trámites de adhesión que realizaron los estados miembros que se incorporaron en el año 2004.

Lo mismo hubiera ocurrido en el caso de que en Escocia hubiera ganado el sí en el referéndum legal celebrado en el año 2014, o si la región norte de Luxemburgo se independizara de la parte sur.