La segunda intervención de Carmelo González en el I Pleno del VII mandato del Consejo General del Ciudadanía Española en el exterior (CGCEE) fue tan o más folklórico que el primero. Don Carmelo sigue encallado en los años setenta del siglo pasado. Para criticar la actitud del gobierno español, representado en el cónclave por el vicepresidente 2º del CGCEE, Cristóbal González Aller, subsecretario de Asuntos Exteriores y Cooperación, utilizó como referencia un viejo programa de televisión de su juventud militante en Cuba, "Tía Tata cuentacuentos".

Las dolencias de los españoles de Cuba

La lista de dolencias de los españoles de Cuba es larga y de sobra conocida. En una reunión de tal naturaleza, donde abundan altos representantes de todo color político, así como personalidades bien insertadas en los círculos de poder gubernamental, Don Carmelo se hubiera llenado de dignidad si, en vez de dejar pasar una oportunidad histórica, hubiera comenzado por la más importante y evidente de todas las críticas: el Gobierno de España se ha hecho cómplice de la dictadura cubana, impulsando la cooperación europea con el régimen, contribuyendo a refinanciar su deuda o privilegiando empresas que luego utilizan la mano de obra esclava, incluyendo a ciudadanos españoles, que no pueden ser contratados directamente en la isla.

Haciéndose el portavoz de los presentes y creyendo que estaba en una asamblea del poder popular o en una reunión del Comité de Defensa de la Revolución, Don Carmelo aseguró que todos allí compartían su opinión. Nada dijo de los expedientes atrasados o de los desmanes en el Consulado español de La Habana. "Le pedimos al gobierno que acaben de resolver los problemas planteados y que conocen", como si él estuviera designado por mandato divino para defender a toda la emigración española en el mundo.

Lamentablemente, Don Carmelo confundió, una vez más, los papeles. Hubiera sido noble y digno que el representante de los españoles de Cuba, elegido con el 0.036 por ciento de los votos posibles, hubiera aprovechado su tiempo de palabra para denunciar el contubernio de España con la dictadura de los Castro y que, ya de paso, reclamara que se hiciera justicia con los españoles de Cuba que llevan esperando casi 8 años por sus papeles.

Otros representantes de Cuba también hablaron

José Antonio Cerra Artime, el otro representante de Cuba y secretario del Consejo de Residentes españoles de Cuba (CRE) allí presente, tuvo más agallas y se atrevió a reiterar una pregunta ya hecha por su colega argentino, relacionada con la propuesta de Ley de nacionalidad, propuesta y enterrada por Podemos el año pasado en el Congreso de los Diputados. Esta iniciativa había despertado grandes expectativas en Cuba, pues muchos de los descendientes de españoles que allí residen no tuvieron tiempo de presentar los documentos necesarios durante la vigencia de la pasada Ley de nietos y, como desde entonces, la situación político-social no ha hecho más que degradarse, muchos miran a España (y su pasaporte) como si de un salvavidas se tratara.

Es una vergüenza que Carmelo González, a quien las autoridades españolas consideran como un interlocutor válido y que ha encontrado en el manejo de subvenciones y la palabrería vana una manera de sobrevivir a sus 10 dólares mensuales de jubilación, represente a todos los españoles de Cuba.

Los jóvenes españoles de la isla deberían hacerse con la dirección del Consejo de Residentes Españoles durante las próximas elecciones, dentro de 4 años, para poner en ese puesto estratégico a alguien que los defienda de verdad.